Martha
Córdova Chacón
Es hora
de descansar,
en la
fría soledad de mi lecho
he
caído exhausta, después
de un
largo trajinar.
Una
plegaria a mi Dios musito,
empapada
con gotas de mi llanto,
y
deslizo mi cuerpo, lo admito,
en mis
sábanas de camposanto.
Se
estremece mi cuerpo,
huelo
mis profundos deseos
y en
cada palmo de mi piel,
embalsamo
el confuso olor.
Miro al
cielo y solo veo estratos
grises
que tapan las estrellas,
oh, mi
imaginación se a rendido
en
ocultados retratos.
Vibra
mi aislada alma
no la
puedo detener,
a
despertado en desconciertos,
a
merced del viento empalma.
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