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sábado, 10 de septiembre de 2016
RECORDANDO EL DIABLO DE TIJARAFE
Rosario Valcárcel Quintana
Me llamo Lucifer, aquel
que trae la luz. Así cantaban los ángeles menores, hasta que les fue prohibido
este canto. Desde entonces, mi apodo corroe los tiempos anunciando aquel que
tiende trampas… (Nostalgia del Amor Ausente, Walmor Santos)
Todos los años en el mes de septiembre el municipio de
Tijarafe, en la isla de La Palma, está de fiesta.
Y las familias de los alrededores así como hombres mujeres y
niños de otros lugares de la isla nos reunimos en torno a la Plaza para hablar
y tomar una copa, para esperar al Diablo, para bailar con él, para sumergirnos
en una celebración. En una figura que ha estado asociada a la Virgen de la
Candelaria, la patrona del pueblo.
La Danza del Diablo es una lucha entre el bien y el mal,
entre La luz y la oscuridad, lo permitido y lo prohibido. El pecado. Y
simboliza el triunfo de La Virgen contra Satanás, las virtudes y los vicios. Se
dice que en un pasaje del Apocalipsis se le da al Diablo un día para que domine
el mundo. Solo un día porque al día siguiente será vencido por una mujer, la
Virgen.
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