Odalys Padrón
Nadie quiere unas terceras elecciones, o eso dicen, pero
prácticamente todas las intervenciones producidas durante la sesión previa a la
votación de investidura eran discursos preelectorales. No debemos ser incautos,
estábamos asistiendo a la antesala de unas nuevas elecciones.
Rajoy consiguió la mayoría absoluta en las elecciones del
año 2011 prometiendo que crearía tres millones de empleos. En su intervención
de investidura, en diciembre de ese año, decía: “me propongo dedicar toda la
capacidad del Gobierno y todas las fuerzas de la nación a detener la sangría
del paro”. Esta sangría ha continuado y la herida se ha hecho más profunda pero
encubierta por un manipulado maquillaje mediático.
El paro registrado no mide el desempleo y la precariedad en
los puestos de trabajo ha abocado a la Seguridad Social a perder más de la
mitad de su patrimonio. Según un informe sindical, uno de cada cuatro contratos
dura menos de siete días. En el 22,5% de los casos los empresarios contratan al
trabajador el lunes para despedirlo el viernes. Técnicas como la contratación
por horas propician que dos medias jornadas se reflejen en las estadísticas
como dos empleos, pero no favorecen a la recaudación de la Seguridad Social ya
que cotizan como uno de 40 horas semanales.
La Organización Internacional del Trabajo estima que uno de
cada cinco trabajadores de España se encuentra en situación de pobreza. Según
la encuesta de Condiciones de Vida 2105, publicada por el Instituto Nacional de
Estadística, ha aumentado el porcentaje de trabajadores en riesgo de pobreza y
exclusión social, del 17,6 en 2014 al 18,1% en 2015. La cifra de ocupados en
riesgo de pobreza en España es tres puntos superiores a la media europea, se
calcula que son más de 2,6 millones de trabajadores.
Hemos llegado a unos niveles de corrupción o de indecencia
política que el Gobierno de Canarias, integrado por Coalición Canaria y el
PSOE, promocionó en una página web institucional, con el propósito de atraer a
empresarios, que una de las ventajas del Archipiélago eran los bajos salarios
de sus ciudadanos. Cuando un parlamentario canario increpó al Presidente
Clavijo éste reconoció que legisla para los empresarios porque “son los que
crean empleo”. Queda claro el motivo de que Coalición Canaria haya votado a
favor de la investidura de Rajoy como Presidente. Ya lo dice el refranero: Dios
los cría, y ellos se juntan.
Ahora el Partido Popular (PP) junto a Ciudadanos (C’s)
pretende engañar a los desesperados “trabajadores pobres” proponiendo un
complemento salarial para elevar las rentas de los trabajadores que perciban
salarios bajos y se encuentren en riesgo de pobreza. Este complemento salarial
correría a cargo del Estado. El PP y C’s no han querido elevar el salario
mínimo interprofesional o los salarios de los empleados públicos ni restituir
la negociación colectiva sectorial. Tan sólo quieren introducir el “complemento
salarial garantizado” que constituye un subsidio encubierto a las empresas. Lo
pagaremos todos y se realizará como un impuesto negativo cuya transferencia se
realizará a través de la declaración de la renta. El problema es que este
complemento salarial podría ser aprovechado por muchos empresarios para reducir
los sueldos con lo que el beneficio se trasladaría a los empresarios y no a los
trabajadores.
La reforma laboral rescindió muchas protecciones a los
trabajadores que se habían conseguido tras muchos años de luchas y de
negociaciones. Afectó a las reglas de contratación y de despido, a las
condiciones de trabajo y a la negociación colectiva. Ahora, la mayoría del
trabajo que se crea es temporal incrementándose el fenómeno de las horas
extraordinarias no pagadas. El efecto de la reforma laboral ha sido la bajada
de los salarios de los trabajadores. Cómo puntualizan los sindicatos, ahora se
trabaja más que antes por menos de lo que se ganaba antes.
En vez de solucionar el gravísimo problema que han creado
con la aplicación de la reforma laboral volviendo a la concertación social para
frenar la temporalidad y la devaluación salarial prometen un parche llamado
“complemento salarial garantizado” que ya se aplica en países como Reino Unido
o EEUU. No es la panacea que quieren hacernos creer.
En EEUU ha habido muchas críticas a este sistema que
cronifica los bajos salarios y no constituye un cambio en los derechos de los
trabajadores. Además, puede convertirse en un nido de fraude muy significativo.
En EEUU, en el año 2014, el 27% de los beneficiarios del complemento salarial
lo fue de forma fraudulenta lo que supuso un agujero de 18.000 millones de
dólares al fisco.
Estamos ante una medida que perpetuará los bajos salarios
beneficiando a las empresas menos eficientes y productivas. Será una manera encubierta
de favorecer al capital con dinero público y los trabajadores seguirán sumidos
en una pobreza estructural. Más de lo mismo, los pobres más pobres y los ricos,
más ricos.
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