SEARCH
sábado, 10 de septiembre de 2016
27 DE SEPTIEMBRE: DIA MUNDIAL DEL TURISMO
Antonio-Pedro Tejera Reyes
Allí, en el Teatro Municipal de Santiago, oíamos al Ministro
de Economía y Turismo, Jorge Leiva Lavalle y al presidente de la República,
Eduardo Frei Ruíz-Tagle, con sus enjundiosas y medidas palabras, destacar al
turismo como el auténtico motor del desarrollo de los pueblos, junto a la
optimista, pero mesurada intervención del Secretario General de OMT, Francesco
Frangialli.
Ha llovido mucho desde entonces. Ahí, en esa oportunidad la
Asamblea General de la Organización Mundial del Turismo, aprobó el Código Ético
Mundial para el Turismo. Un significativo logro, que hoy es referencia mundial
para los hombres de bien que trabajan por el turismo.
Así entienden en Chile lo que hay que mostrarle al visitante.
Como debe ser.
Hoy, cuando estamos a las puertas de celebrar un nuevo 27 de
septiembre, no podemos menos que recordar aquella hermosa ocasión signada por
su feliz desarrollo, y marcada por toda una larga serie de consecuciones que
ilustran la vida de la OMT.
Parece oportuno entonces, que nuestra colaboración con esta
significativa celebración esté relacionada con la imparable marcha ascendente
del movimiento turístico mundial, el cual rompe todas las previsiones posibles,
pues los problemas que pueden paralizar al sector intermitentemente el algunos
de sus múltiples escenarios, se ven compensados por la actividad de destinos
emergentes que entran de lleno en el mercado de la oferta y la demanda, con una
irresistible capacidad de captación, toda vez que han sabido adaptar sus
valores turísticos a las nueva exigencias que cada día se segmentan más en todo
el mundo viajero.
LOS VALORES DEL TURISMO
Ante la magnitud y la oportunidad de este mensaje, hacemos
un llamado a la cordura y la sensatez, de quienes están planificando el turismo
como un elemento de desarrollo sostenible, para que estas vertientes, claras y
precisas, que contienen este mensaje estén siempre presentes en la
planificación de las actividades consecuentes en la evolución de los pueblos,
muy en especial teniendo en cuenta que desarrollo no significa crecer, como muy
bien insistía reiteradamente, una y otra vez, en sus enjundiosas y brillantes
clases sobre planificación del territorio turístico, nuestro prestigioso
profesor, Dr. arquitecto Juan Julio Fernández.
Estamos en el mundo ante una auténtica revolución social que
nos pide reflexión, pero a la vez actuación rápida. Los movimientos de los
emigrantes se multiplican, los países desarrollados son invadidos materialmente
por los habitantes de los países pobres. Hay que ayudarles, hay que sacarlos de
sus miserias, hay que culturizarlos en la filosofía del trabajo “enseñándoles a
pescar” no regalándoles el pescado... Un movimiento serio y honrado en esa
dirección es lo que se impone, lejos de las demagogias trasnochadas de antaño.
Hace ya algunos años, el Secretario General de la OMT,
invitaba a todos los agentes del turismo, especialmente a las administraciones
nacionales de turismo y al sector turístico privado, a reforzar sus actividades
con este nuevo enfoque de reducción de la pobreza. “Estamos convencidos, decía,
de que encontrarán muchas maneras de combinar solidaridad con rentabilidad, el
crecimiento turístico nacional con las oportunidades de empleo para los pobres,
y el éxito empresarial a largo plazo con la sostenibilidad socioeconómica.”
Cultura de paz, unida a la filosofía del trabajo bien hecho,
deben de ser metas para producir esa felicidad que necesita todo ser humano, y
que se conseguirá solamente cuando todos tengamos un nivel de vida consecuente
con el trabajo que desarrollemos, ganándonos el pan con el sudor de nuestra
frente, sin prebendas ni regalías, pero disponiendo de los medios necesarios
para adquirir esa cultura que nos lleve a disfrutar de la vida como debe ser:
honrada y honestamente. Amén.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario