Javier Lima Estévez
Los salesianos hunden sus orígenes en pleno siglo XIX a partir de la obra
de San Juan Bosco (1815-1888), legando un modelo que no ha pasado desapercibido
para todos aquellos que se han aproximado a la forma de vida religiosa y
educativa que el santo italiano creó a través de la orden salesiana, cuya
huella está presente en múltiples países. Canarias forma parte de la realidad
salesiana, teniendo toda una serie de centros educativos coordinados por tal
orden en La Orotava, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria. En el
primer caso, la presencia salesiana se
remonta al curso académico de 1948 a través de las instalaciones creadas
gracias a la generosidad del filántropo orotavense Nicandro González Borges
(1846-1916). El centro albergó las enseñanzas de los Hermanos de la Doctrina
Cristiana que impartieron su magisterio hasta el año 1941.
A través de una larga trayectoria histórica, el colegio Salesianos San
Isidro de La Orotava ha ido evolucionando a la par que se generaban cambios en
el paradigma educativo. De esa forma, conscientes de la realidad actual,
plantean en estos momentos un proyecto denominado “Visión 20.20. Un sueño, un
cambio, una escuela”. Se trata de una interesante apuesta que pretende
responder plenamente a las exigencias educativas del siglo XXI. La idea tiene
su origen en el año 2011, momento en el que desde el centro se manifiesta la
necesidad de generar una reflexión interna sobre qué y cómo desarrollar el
cambio. Dos factores son claves ante esa nueva visión. Por una parte destaca el
papel del profesorado, al representar el engranaje educativo para movilizar el
proyecto. Por otra, es esencial el papel del alumno, creándose toda una serie
de dinámicas que sitúan al mismo como protagonista del proceso de aprendizaje,
priorizando la adquisición de competencias, estrategias y habilidades por parte
de cada uno de ellos, no incidiendo tanto en la cantidad de conocimientos que
el alumno debe memorizar. Con la finalidad de cumplir con esos principios se
ofrecen toda una serie de metodologías, destacando el aprendizaje cooperativo,
teniendo en cuenta que el aprendizaje de cada estudiante mejora cuando trabaja
de forma colaborativa. A ese hecho se añade la enseñanza de un segundo idioma
de forma intensa, seria y útil, transformando el currículum para ofrecer el
inglés como idioma vehicular, respondiendo de esa forma a las exigencias de la
sociedad actual.
Sin embargo, los cambios no quedan ahí. El proyecto prioriza el desarrollo
de la inteligencia emocional y atiende las necesidades educativas especiales a
través de cuatro profesionales. También se introducen algunas novedades a modo
de proyectos transversales, destacando la práctica del Ajedrez, que actúa como
un gimnasio mental en el que los alumnos de infantil y primaria desarrollan el
pensamiento estratégico, crítico y razonamiento lógico. Asimismo, se realiza
una apuesta real por mejorar la comprensión lectora a través del programa
Progrentis.
¿Cuáles son las consecuencias de esa nueva visión? Los resultados muestran
toda una serie de notables beneficios gracias a la apuesta de una comunidad
educativa por un proyecto que responde plenamente a las exigencias educativas
del siglo XXI.
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