Evaristo Fuentes Melián
Quiero seguir contando la procesión del Señor a la Columna, el jueves Santo
por la noche. Dejé mi relato del otro día (‘Semana Santa 2016’) en el momento
en que el Señor y la Virgen entraron en la Plaza del Ayuntamiento de La
Orotava, al compás de ‘El adiós a la vida’, interpretado por la Banda de
Música. Pues bien: luego viene el sermón tradicional desde el balcón principal.
Y voy a contar dos anécdotas:
1.- Jueves Santo 1960: El sermón estuvo a cargo de un sacerdote salesiano,
don Francisco Larena, que expuso uno bastante distinto de lo normal, y dijo,
entre otras cosas, que: “…no hay sangre azul ni sangre blanca, sino sangre roja
como la de Cristo, que la derramó para que todos puedan ser iguales…”
Este sermón sentó muy mal a
algunos elementos de la aristocracia local… Y el cura salesiano fue destinado a
renglón seguido, al día siguiente, a otro colegio peninsular, y nunca más lo
volvimos a ver por estos lares. Este sacerdote, Francisco Larena, murió en la
Península, hace poco más de un mes, a los noventa y pico años de edad.
2.- La otra anécdota es más de broma, más para reírse; fue algunos años más
tarde, final de los años sesenta. El
sacerdote que iba a pronunciar el sermón, por lo visto lo traía preparado de
memoria y para empezar dijo: “¡En esta noche estrellada…!”
Pero resulta que la nube tan frecuente en este Valle de lágrimas norteño
(que aquí llamamos ‘panza de burro’) se había metido y había cubierto todo el
cielo, y en aquel mismo momento no se veía ni una estrella, ni siquiera la
luna, que siempre coincide la primera luna llena de primavera con esta noche de
Jueves Santo.
En ambas ocasiones estaba yo presente.
Espectador
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