Evaristo Fuentes Melián
Ya lo dijo el
extinto humorista Pepe Rubianes: si llegase por carambola hereditaria el
momento de tener que nombrar Rey de España a Jaime de Marichalar habría que
impedirlo por todos los medios, pues si se pone su habitual larga capa con
orejeras, puede que se parezca al Conde Drácula. Ese peligro ha pasado con su
divorcio. Menos mal. Este elemento, antes de su separación, tenía un palco de
preferencia en el Bernabéu; y también un patinete con dos guardias municipales
protectores, para pasearse por las calles de la Capital. Manda huevos.
Poco tiempo
después, el entonces Rey de España, Juan Carlos I, se presentó en Bilbao para presidir la final
del máximo torneo del baloncesto español de aquel año 2010, pero fue abucheado
por un sector del público. El Rey pudo haber recurrido al “¿Por qué no se
callan?”, frase análoga a la que, como recordarán, le endilgó amistosamente al
venezolano extinto, Hugo Chávez: ¿Por qué
no te callas? Pero, claro, no es lo mismo decírselo al mandatario (iba a poner Rey) de Venezuela,
que a un público tan ‘nervioso’ como el bilbaíno, sito a la orilla del río Nervión. Manda huevos.
Poco tiempo
después, en un acto o mitin público, Aznar, alias ‘Ansar’, levantó el dedo
corazón en actitud desafiante hacia quienes le estaban abucheando con
acompañamiento de pancartas. A mí, qué quieren que les diga, el ‘alzamiento’
del dedo de Aznar me pareció un plagio, una actitud similar a la del teniente coronel Tejero, con su pistola en ristre, en aquel
fatídico 23 F del 81. Manda huevos.
Y, por si todo
esto fuera poco, llegó el auténtico Carnaval.
Pero el sábado de Piñata se produjo un hecho desagradable en los
aledaños de mi iglesia villa arríbense de San Juan, en La Orotava, que me
recordó el Miércoles de Ceniza de 1986, cuando unos muchachotes desaforados y
libérrimos se pusieron a parodiar con toda clase de insignias y artilugios
religiosos, una procesión con entrada
incluso en la plaza del Ayuntamiento. Causó malestar entre los creyentes cristianos.
Pero el sábado de Piñata de 2010, durante una verbena que ya es tradicional en
la referida plaza de San Juan, un joven se vistió – mejor dicho, se desnudó –
de Señor a la Columna (imagen emblemática de dicha iglesia). Eso no se hace.
Hasta feo está. Aunque nadie lo vaya a condenar a muerte, como hicieron los
musulmanes con el caricaturista danés que hizo burla de sus creencias… Manda
huevos.
ESPECTADOR
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