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domingo, 6 de septiembre de 2020

MANDA HEVOS


Evaristo Fuentes Melián

Ya lo dijo el extinto humorista Pepe Rubianes: si llegase por carambola hereditaria el momento de tener que nombrar Rey de España a Jaime de Marichalar habría que impedirlo por todos los medios, pues si se pone su habitual larga capa con orejeras, puede que se parezca al Conde Drácula. Ese peligro ha pasado con su divorcio. Menos mal. Este elemento, antes de su separación, tenía un palco de preferencia en el Bernabéu; y también un patinete con dos guardias municipales protectores, para pasearse por las calles de la Capital. Manda huevos.

Poco tiempo después, el entonces Rey de España, Juan Carlos I,  se presentó en Bilbao para presidir la final del máximo torneo del baloncesto español de aquel año 2010, pero fue abucheado por un sector del público. El Rey pudo haber recurrido al “¿Por qué no se callan?”, frase análoga a la que, como recordarán, le endilgó amistosamente al venezolano extinto,  Hugo Chávez: ¿Por qué no te callas? Pero, claro, no es lo mismo decírselo al  mandatario (iba a poner Rey) de Venezuela, que a un público tan ‘nervioso’ como el bilbaíno, sito a la orilla del río  Nervión. Manda huevos.

Poco tiempo después, en un acto o mitin público, Aznar, alias ‘Ansar’, levantó el dedo corazón en actitud desafiante hacia quienes le estaban abucheando con acompañamiento de pancartas. A mí, qué quieren que les diga, el ‘alzamiento’ del dedo de Aznar me pareció un plagio, una actitud similar a  la del teniente coronel  Tejero, con su pistola en ristre, en aquel fatídico 23 F del 81. Manda huevos.  

Y, por si todo esto fuera poco, llegó el auténtico Carnaval.   Pero el sábado de Piñata se produjo un hecho desagradable en los aledaños de mi iglesia villa arríbense de San Juan, en La Orotava, que me recordó el Miércoles de Ceniza de 1986, cuando unos muchachotes desaforados y libérrimos se pusieron a parodiar con toda clase de insignias y artilugios religiosos,  una procesión con entrada incluso en la plaza del Ayuntamiento. Causó malestar entre los creyentes cristianos. Pero el sábado de Piñata de 2010, durante una verbena que ya es tradicional en la referida plaza de San Juan, un joven se vistió – mejor dicho, se desnudó – de Señor a la Columna (imagen emblemática de dicha iglesia). Eso no se hace. Hasta feo está. Aunque nadie lo vaya a condenar a muerte, como hicieron los musulmanes con el caricaturista danés que hizo burla de sus creencias… Manda huevos.

ESPECTADOR     

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