José Peraza Hernández
Hoy hablamos
algo de historia. Hoy la hemos sacado, como se dice popularmente, del baúl de
los recuerdos. Para actualizarla, para conocerla bien y para que se conozca en
el mañana.
La palabra reconocimiento existe en todo
el mundo. Y de una forma o de otra, a quien lo ha recibido, le da mucha
alegría. Como a sus familiares. Y si es en vida mejor; para que sepan que está
muy bien lo realizado. De esa manera, seguro que le da mucha más vida, para
seguir trabajando. Y para superarse.
Tengo que decir que para eso tenemos la historia, y de la historia
podemos conocer a muchas personas, que hicieron mucho por algo. El caso es que,
a la fecha de hoy, no se ha reconocido. Ni de un lado ni de otro, ni de arriba
ni de abajo.
Cuando abro el baúl de los recuerdos, siempre, o casi siempre,
encuentras algo. Tengo que decir que sí me gusta reconocer lo que está bien, lo
que está regular y lo que está mal. Por lo que hay que decirlo.
Aquí, es cuando llega el reconocimiento, lo que es la
acción y efecto de reconocer algo, a alguien, a los otros o de reconocerse a sí
mismo, por qué no.
Pues hoy tengo que reconocer, con estas líneas, y con todo el
cariño y mi afecto, ya que no tengo otra forma para hacerlo. Aquí va mi
reconocimiento a ellos, y a toda su familia en general. De igual manera a todos
y a todas las personas que los han conocido, de una manera o de otra.
Los protagonistas de hoy son un matrimonio que vino destinado a este populoso barrio de La Vera.
Ellos son don Esteban Fariña Yanes, quien nació el 3 de Enero de
1920, en la ciudad de La Laguna, de esta isla de Tenerife. Tuvo la mala suerte
de ser mutilado de guerra, un hombre que luchó por la Patria. Era un
profesional del ejército, con el cargo de sargento. Murió el 14 de octubre de
2001.
Conoció a doña Luz Marina González Melián, quien nació el 19 de
septiembre de 1924, en el municipio tinerfeño de Icod de los Vinos.
Estudió la carrera de magisterio. Su primer destino como fue en
Tijoco Alto, en 1950. Su segundo destino la situó en Lomo del Valo, en Valle
Gran Rey (La Gomera) en el año 1951.
Posteriormente, fue destinada en Tenerife a la escuela de Las
Lajas en el lugar denominado El Amparo, en Icod de los Vinos en 1957.
En el año 1961 le llega un nuevo destino: el barrio de La Vera, del Puerto de la Cruz, en pleno proceso de crecimiento y desarrollo.
Por último, le aguardaba el colegio El Tejar, también en el
término municipal portuense. Era en 1978. Y aquí se mantuvo hasta que se
jubiló, el día 23 de junio de 1989.
Falleció el 15 de febrero de 2016.
De este matrimonio de don Esteban y su esposa, doña Luz González,
hubo un fruto de cinco hijos. Teresa Sofía, Esteban, Juan Carlos, Mari Luz y
Jose Francisco Fariña González.
Como otros muchos lugares de la isla, para La Vera fueron años muy
duros. Quiero decir que el caserío fue
evolucionando gracias al tesón de su gente. Fincas de cultivo, plataneras, caña
dulce, solares, derribos… ese era el paisaje predominante. Hasta que se
incrementó la edificación, muchas veces en forma de autoconstrucción. La
concentración en la periferia agrícola y rural del municipio se hizo patente.
Así se fue estabilizando el núcleo populoso que acogió a decenas de familias.
Estamos en la década de los sesenta del pasado siglo. Tracemos una pincelada de las escuelas en esos momentos.
Hay historias
que no se conocen debido a los años, porque hubo entonces poca trascendencia.
Un día pasamos por ese lugar y observas que hay un rótulo que nombra a una
mujer, a un hombre. El caso de hoy, no es ese. El caso de hoy es que faltan
esas rotulaciones, seguro que muchos más que estos dos.
Tengo que
decir que escrito muchos sobre este plenamente consolidado barrio de la Vera,
villera como portuense.
Hay momentos
que te preguntas, ¿y ésta quién es, o quién fue? Miras a tu alrededor, y no
tienes esa información inmediata. A partir de aquí, procedo a darle luz, del
por qué no ha sido reconocidos. Según voy indagando, descubres que en esos años
atrás, vamos viendo que hicieron mucho por el lugar, por la juventud, y en el
caso de este matrimonio, lo hicieron en estrecha colaboración.
Hay que decir que, don Esteban, colaboró con la iglesia, en muchos aspectos, pero uno de los principales fue el de sochantre de la iglesia, del barrio, la que lleva el nombre Nuestra Señora de La Candelaria. En esa fecha se encontraba de párroco don Pedro González Mesa.
Doña Luz, la
maestra, pues claro está que estaba integrada en su trabajo, con los niños y
niñas. Como a través de la iglesia, siempre tendría contacto con ellos, que era
su trabajo, colaboraba con su esposo y también participaban sus hijos.
Llegaron a
fundar el Club juvenil “Fuerza Nueva”,
luego Nueva Juventud, desde el que, aparte de las actividades juveniles,
participaban activamente en colaboración con los mayores, entre otras cosas,
las fiestas del barrio. Crearon una comparsa, eran dos personas que trabajaban
por la cultura, donde se hacían muchas obras de teatro. Paricipaban tanto los
chicos como las chicas, y sus hijos.
Las escuelas
de encontraban en un polideportivo, el que se localizaba en la trasera de la
iglesia antes mencionada, Nuestra Señora de la Virgen de Candelaria.
En ese
polideportivo, había varias aulas, en las que se impartían diversas enseñanzas.
El barrio y su trasformación
Este lugar era
de paso, un largo de un camino que discurre próximo y junto al cauce del
barranco de San Felipe, también conocido por el barranco de la Raya. Nace en la
cumbre y desemboca junto al Castillo San Felipe.
En los años
60, el barrio de La Vera desarrolló tareas agrícolas de todo tipo. A mediados
de la misma, se inició una adscrita al Puerto de la Cruz, donde se llevó una
decisión muy fuerte, con un programa de construcción de viviendas sociales. El debate, como se diría ahora, transcurrió
hasta los años ochenta y los nuevos gobiernos locales decidieron. El Puerto,
con poco suelo, veía aliviada su gran demanda de casas.
Se encuentra enclavado y situado en el mismo corazón de La Vera, donde es un barrio periférico del municipio de Puerto de la Cruz en la isla de Tenerife. Su demarcación exacta se remite a tres municipios que forman el Valle de La Orotava, donde el nombre de La Vera, es compartido con La Vera de La Orotava, La Vera del Puerto de la Cruz y La Vera de Los Realejos, siendo el 80% de sus habitantes residentes en el municipio del Puerto de la Cruz.
Con la misma
humildad, don Esteban hizo gala durante su actividad de entrega y
dedicación. Realizó una función de
“padre” de los niños, y como un docente. Su entrega, su afán, su voluntad de
trabajo constituyen un paradigma para las familias. Los niños siempre están
dispuestos al aprendizaje; su esposa siguió aspirando a la igualdad y a la
plena integración factores por lo que doña Luz y don Estebean, a su modo,
lucharon durante toda una la vida, en la que permanecieron en este lugar.
AGRADECIMIENTO
Gracias de
corazón a todas aquellas personas que aportaron su saber para que, después de
tantos años, pudiéramos recordarles: a doña Luz Marina González Melián y a su
esposo, don Esteban Fariña Yanes. De esta manera quedará para la historia.
Espero que estas líneas lleguen a la mesa de nuestros mandatarios, con el fin,
que reciban el nombre de una vía o un espacio público. Lo tienen muy merecida.
Con todo afectos
y mejores deseos de corazón a toda la familia, hecho que agradezco.
José
Peraza Hernández
No hay comentarios:
Publicar un comentario