Javier Lima Estévez
Tal y como llegamos a establecer en la primera parte del
artículo que dedicamos a D. Isidoro Luz Carpenter, la entrevista objeto de
nuestra atención continuaría con algunos aspectos relativos también a la
preocupación de disponibilidad por contar con un aeropuerto. En ese sentido,
expone D. Isidoro la suerte y el privilegio de haber sido designado como
presidente del cabildo y desarrollar, tras esa elección, todos sus esfuerzos
por llevar a Tenerife un aeropuerto con las comodidades y características
propias destinadas a los pasajeros. Se trataba de una decisión que ya había
manifestado desde su toma de posesión, al afirmar que mantenía su permanencia en
el cargo a la posibilidad de ver materializado el nuevo aeropuerto. Llegaría a
matizar que, 48 horas antes de su cese, se publicó en el Boletín Oficial la
noticia tan esperada de aprobación de la ampliación y acondicionamiento del
aeropuerto de Los Rodeos. No duda también en manifestar la existencia de un
proyecto que se intentó desarrollar en 1929, cuando una comisión de Lufthansa
acudió a la isla para buscar un lugar adecuado destinado a un nuevo aeropuerto.
Por desgracia, un accidente acabó con la vida de sus tripulantes y los
proyectos efectuados al respecto cuando regresaban a Alemania.
Sobre el Puerto de la Cruz establece diversas impresiones
con el fin de enaltecer sus características. Destaca el clima, la diversidad de
espacios para vivir, la vegetación presente durante todo el año, las playas,
las piscinas y, por supuesto, la bella imagen orientada a la figura del Teide
de fondo. A todos esos atractivos añade la diversidad de propuestas para una
atender a la diversidad de intereses del público.
Termina la entrevista con una serie de reflexiones respecto
al presente y al futuro de la isla. Expone su malestar por los excesos
realizados con la construcción, superando los límites ideales de belleza y
armonía, mostrando como ejemplo de esa situación lo sucedido en la zona de San
Felipe. Y con ello se pone punto y final a una intervención interesante que
surge, tal y como manifiesta el entrevistador en el contexto inicial de los
años setenta, desde un hombre que “vive en su pueblo, vive todavía sus problemas
y se preocupa por el porvenir de la isla. Este es el hombre que nunca regateó
esfuerzos para levantar lo que otros consideraban quimérico: la incipiente
industria del turismo, que tanto bienestar trajo y tanta fama dio a este trozo
de España”.
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