Salvador García Llanos
El profesor titular de Historia de la Comunicación de la
facultad de Ciencias Políticas, Sociales y de la Comunicación de la Universidad
de La Laguna, Julio Yanes Mesa (Güímar, 1951), doctor en Historia y en
Periodismo, publica un nuevo libro titulado La singularidad de la radiodifusión
franquista en las Islas Canarias (1936-1975) (Ediciones Densura), una
completísima investigación sobre el papel y la evolución de la radio entre el
golpe de Estado del general Franco y el final de su régimen político.
La obra de Yanes –dedicada a sus nietas, Alba y Lara-,
desglosada en doce capítulos y un corolario, es una continuación de la línea de
investigación abierta hace unos quince años en la universidad lagunera sobre la
radiodifusión de Canarias durante el franquismo. Recordemos que ya vieron la
luz dos monografías publicadas sobre Radio Club Tenerife y cuatro libros sobre
Radio Juventud de Canarias, La Voz del Valle (La Orotava), Radio Popular de
Güímar y La Voz de la isla de La Palma.
La obra rezuma datos y testimonios que concentran el rigor
con que fue concebida y da continuidad al propósito del autor, empeñado en
completarlo –sería una nueva fase del proceso investigador- con la parte que
dedicará a las emisoras de la provincia oriental.
Yanes arranca su ameno y fecundo relato con una visión de
la radio canaria como medio local y cultural que pasa a convertirse en portavoz
internacional del fascismo. Desmenuza los limitados recursos, pasando de la
megalomanía fascista a la precariedad minifundista. Dedica un capítulo a la
locución diferenciando el purismo de la dicción castellana de la heterodoxia
del habla canaria. La pujanza del catolicismo a medida que se constata la
debilidad del falangismo conforma otra de las entregas del índice de la obra.
Julio Yanes escruta el mensaje, “del proselitismo fascista
a los primeros escarceos informativos”. Se detiene en la cuestión social,
cuando la beneficencia y el corporativismo ya se consolidaban. En los apartados
dedicados a la cultura, se aprecia el esmero con que los locutores de entonces
se tomaban su cometido que desempeñaban en veladas literario-musicales y
manifestaciones populares. Y un capítulo, como no podía ser menos, para el
teatro que tanto seguimiento radiofónico tuvo en los años cincuenta y sesenta.
En el medio también tuvo preponderancia el entretenimiento hasta que
aparecieron los grandes concursos y los eventos cara al público. Hay un
apartado dedicado a los espacios infantiles, en donde se refiere al
adoctrinamiento ideológico y también a las ansias de renovación pedagógica.
Por supuesto, un capítulo para los deportes, con el fútbol
“como gancho adormecedor de la audiencia masculina”, pero también con
referencias al baloncesto, ciclismo, lucha canaria y algunas otras disciplinas.
La historia de iniciativas radiofónicas (equipos, red de corresponsales,
retransmisiones, programas...) en esta materia y las primeras transmisiones
televisivas complementan la amena descripción de las tretas que locutores e
informadores llegaron a utilizar para dar idea de la amplia cobertura y de la
solvencia profesional con que cumplían sus objetivos en cada jornada.
En su corolario final, el profesor Yanes expone doce
vertientes del hecho diferencial isleño en el contexto estatal.
En definitiva, una obra de obligada lectura para los
amantes de la radio y de todos aquellos que, de alguna manera, dedicaron una
parte de su tiempo y de sus vidas a la participación y experimentación en un
medio que siempre cautivó y ofreció a la sociedad insular una manera de
avanzar, formarse, culturizarse e informarse.
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