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martes, 8 de septiembre de 2020

LA RADIODIFUSIÓN FRANQUISTA EN LAS ISLAS


Salvador García Llanos

El profesor titular de Historia de la Comunicación de la facultad de Ciencias Políticas, Sociales y de la Comunicación de la Universidad de La Laguna, Julio Yanes Mesa (Güímar, 1951), doctor en Historia y en Periodismo, publica un nuevo libro titulado La singularidad de la radiodifusión franquista en las Islas Canarias (1936-1975) (Ediciones Densura), una completísima investigación sobre el papel y la evolución de la radio entre el golpe de Estado del general Franco y el final de su régimen político.

La obra de Yanes –dedicada a sus nietas, Alba y Lara-, desglosada en doce capítulos y un corolario, es una continuación de la línea de investigación abierta hace unos quince años en la universidad lagunera sobre la radiodifusión de Canarias durante el franquismo. Recordemos que ya vieron la luz dos monografías publicadas sobre Radio Club Tenerife y cuatro libros sobre Radio Juventud de Canarias, La Voz del Valle (La Orotava), Radio Popular de Güímar y La Voz de la isla de La Palma.

La obra rezuma datos y testimonios que concentran el rigor con que fue concebida y da continuidad al propósito del autor, empeñado en completarlo –sería una nueva fase del proceso investigador- con la parte que dedicará a las emisoras de la provincia oriental.

Yanes arranca su ameno y fecundo relato con una visión de la radio canaria como medio local y cultural que pasa a convertirse en portavoz internacional del fascismo. Desmenuza los limitados recursos, pasando de la megalomanía fascista a la precariedad minifundista. Dedica un capítulo a la locución diferenciando el purismo de la dicción castellana de la heterodoxia del habla canaria. La pujanza del catolicismo a medida que se constata la debilidad del falangismo conforma otra de las entregas del índice de la obra.

Julio Yanes escruta el mensaje, “del proselitismo fascista a los primeros escarceos informativos”. Se detiene en la cuestión social, cuando la beneficencia y el corporativismo ya se consolidaban. En los apartados dedicados a la cultura, se aprecia el esmero con que los locutores de entonces se tomaban su cometido que desempeñaban en veladas literario-musicales y manifestaciones populares. Y un capítulo, como no podía ser menos, para el teatro que tanto seguimiento radiofónico tuvo en los años cincuenta y sesenta. En el medio también tuvo preponderancia el entretenimiento hasta que aparecieron los grandes concursos y los eventos cara al público. Hay un apartado dedicado a los espacios infantiles, en donde se refiere al adoctrinamiento ideológico y también a las ansias de renovación pedagógica.

Por supuesto, un capítulo para los deportes, con el fútbol “como gancho adormecedor de la audiencia masculina”, pero también con referencias al baloncesto, ciclismo, lucha canaria y algunas otras disciplinas. La historia de iniciativas radiofónicas (equipos, red de corresponsales, retransmisiones, programas...) en esta materia y las primeras transmisiones televisivas complementan la amena descripción de las tretas que locutores e informadores llegaron a utilizar para dar idea de la amplia cobertura y de la solvencia profesional con que cumplían sus objetivos en cada jornada.
  
En su corolario final, el profesor Yanes expone doce vertientes del hecho diferencial isleño en el contexto estatal.

En definitiva, una obra de obligada lectura para los amantes de la radio y de todos aquellos que, de alguna manera, dedicaron una parte de su tiempo y de sus vidas a la participación y experimentación en un medio que siempre cautivó y ofreció a la sociedad insular una manera de avanzar, formarse, culturizarse e informarse.

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