Evaristo Fuentes Melián
Benedetti, Adeje y los huevos
(Carta abierta a Alfonso González Jerez)
Ayer (por el martes 15 de
septiembre 2020) escribiste en la última página de EL DIA una referencia
esencial del personaje Mario Benedetti, un sudaca que casi llegó a Nobel, pero
le faltaron agallas. O apoyos. Estuvo
Benedetti invitado a la inauguración suntuosa del Curso de Verano de Adeje del
año 1994, auspiciado por la ULL. Fue el viernes 22 de julio de aquel año. A más
de treinta grados a la sombra, los norteños como yo, acostumbrados al alisio
protector, nos personamos allí persiguiendo los créditos o puntos que te catapultaban hacia el
doctorado.
Siempre me acordaré de que Benedetti se dejo hacer una foto conmigo y algún alumno más de la ULL. Ahora, después de tanto tiempo, me imagino lo que estaba pensando Benedetti: “hagámosles el gusto a estos tontainas…”
Pero Benedetti no se anduvo con chiquitas, y al iniciar sus palabras, como lo anunciado era un recital de sus poesías, alzó la voz y se sacó de la manga y de su excelso caletre, cual arte de birlibirloque, una definición religiosa pero sacrílega sobre la Cruz en Cristo y las circunstancias que rodearon aquella crucifixión. Fue memorable su disertación en verso, pero también escandalizante para algunas mentes puras.
Yo fui por vez primera a Adeje en 1947, cuando Adeje era el último pueblo del Sur, donde no había huevos (de gallina) en la fonda o la única pensión; para llegar a Adeje, la mejor ruta desde el Norte era Icod - Guía Isora, donde había un tramo de la vieja carretera sin piche.
Gracias, Alfonso, por dejar (lo espero) que me apoye en ti y tu distinguido discurso de ayer en El Día, para contar mis cosas relacionadas con el Adeje de antes, miseria de posguerra 1947, y el Adeje después del desarrollo de su Costa, 1994, cuando vino Mario Benedetti con su difícil juego de palabras: “el porvenir de mi pasado”… ¿Qué carajo quiso decir Benedetti con ese mini laberinto sintáctico?
Espectador
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