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miércoles, 16 de septiembre de 2020

BENEDICTINO

Evaristo Fuentes Melián

Benedetti, Adeje y los huevos

(Carta abierta a Alfonso González Jerez)

Ayer (por el martes 15 de septiembre 2020) escribiste en la última página de EL DIA una referencia esencial del personaje Mario Benedetti, un sudaca que casi llegó a Nobel, pero le faltaron agallas. O apoyos.  Estuvo Benedetti invitado a la inauguración suntuosa del Curso de Verano de Adeje del año 1994, auspiciado por la ULL. Fue el viernes 22 de julio de aquel año. A más de treinta grados a la sombra, los norteños como yo, acostumbrados al alisio protector, nos personamos allí persiguiendo los créditos  o puntos que te catapultaban hacia el doctorado.

 Benedetti tiene una impronta subyugante. Sin ir más lejos, creo que ‘Los techos de cartón’ es una canción suya, que cantan Los de Sabanda, sobre el chabolismo que ocupa, y cada vez más, la geografía urbana casi al completo de América del Sur. Había jóvenes en el acto, que querían presenciar y oír a Benedetti. Pero también había viejones y viejonas profes de la ULL, con el fin  de pasar el rato que le imponían por el ejercicio de su cargo funcionarial en  la docencia.

Siempre me acordaré de que Benedetti se dejo hacer una foto conmigo y algún alumno más de la ULL. Ahora, después de tanto tiempo, me imagino lo que estaba pensando Benedetti: “hagámosles el gusto a estos  tontainas…”

Pero Benedetti no se anduvo con chiquitas, y al iniciar sus palabras, como lo anunciado era un recital de sus poesías, alzó la voz y se sacó de la manga y de su excelso caletre, cual arte de birlibirloque, una definición religiosa pero sacrílega sobre la Cruz en Cristo y las circunstancias que rodearon aquella crucifixión. Fue memorable su disertación en verso, pero también  escandalizante para algunas mentes puras.  

Yo fui por vez primera a Adeje en 1947, cuando Adeje era el último pueblo del Sur, donde no había huevos (de gallina)  en la fonda o la única pensión;  para llegar a Adeje, la mejor ruta desde el Norte era Icod - Guía Isora, donde había un tramo de la vieja carretera sin piche.

Gracias, Alfonso, por dejar (lo espero) que me apoye en ti y tu distinguido discurso de ayer en El Día, para contar mis cosas relacionadas con el Adeje de antes, miseria de posguerra 1947, y el Adeje después del desarrollo de su Costa, 1994, cuando vino Mario Benedetti con su difícil juego de palabras: “el porvenir de mi pasado”… ¿Qué carajo quiso decir Benedetti con ese mini laberinto sintáctico?

Espectador

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