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viernes, 18 de septiembre de 2020

LOS LIBERALES ANTE LA SITUACIÓN ACTUAL

Lorenzo Soriano

No quiero arrogarme la representación del pensamiento liberal en su totalidad. Nada más lejos de mi intención. Quien conoce algo de los liberales, saben que es un mundo llenos de matices, y de diferentes tonos, modalidades o colores. Ni se me ocurre.

Como dice Antonio Garrigues, nuestro “Pope o Archimandrita”, Oráculo para cuando las confusiones, y señalador de vías, caminos y senderos Liberales, todo el mundo quiere ser Liberal y presumen de ello. Sin embargo, ser Liberal, es un “pack”. No se puede ser liberal solo en parte, sino en “todo”. Quien señala ese todo es quien marca la diferencia. Además, se trata de convivir en la discrepancia.

 Yo me he sentido Liberal desde siempre. Desde que Punset nos explicó en aquel primer Foro Jovellanos, tantas cosas que nos ilusionaron, hace ya muchos años. Luego fue Bernardo Rabassa el que intento mantener el fuego Liberal, y después ocurrieron los aterrizajes forzosos a los que la ciudadanía nos condenó. Personalmente, y visto lo visto, no sé si Roca era el candidato adecuado, pero tengo un perfil jesuítico que a veces me lleva a que los demás me digan que yerro. Quizás sea cierto, pero no falto nunca a la verdad.

Cuando en Inglaterra en 2011, Clegg, saco los 40 diputados liberales, creando el llamado “hung parliament”, donde aun siendo una escasa minoría, tenía la capacidad de poner gobierno, nos produjo toda una hemorragia de placer. En eso estábamos. Ni conservadores ni mucho menos socialistas.  Duró la alegría “na y menos” como diría un gaditano, y es que efectivamente, hay liberales de “todo a 100”.

Cuando Alberto Rivera, abandono Cataluña y se proclamó Liberal, aquel año en la Pepa, se nos abrieron las carnes. Enrique Agullo, lo tenía claro, a mí se me arrimo a la foto y allí estamos en la ofrenda, a la que jamás volvió. Ya éramos 3 millones. Un ratito solo fue lo que duró esto también.   Y de allí a la nada, la maldición Liberal le fulmino, en este caso por falsa. Y es que hasta los socialistas se dicen Liberales, al menos algunos de los socialdemócratas. Y que por otra parte no le hacen ascos a compañeros de viaje ni a situaciones que al menos a mí me estremecen, por esa falsa hegemonía moral de la izquierda, que les da la Bula simoniaca (Cum ex Apostolatus…), para lo que les pete hacer, sea lo que sea. Y no hay más que ver este gobierno caótico, que por muy liberal que yo sea, o me sienta, no me parece normal ni deseable, en sus acciones, omisiones y derivas  con consecuencias.

Hemos dejado hacer y avanzar disparates en muchos campos, con silencios cómplices y permisivos, en un buenísimo peligroso, como Cuando Hitler logro en Múnich que le dejaran matar a media Europa, por la flojera de Chamberlain, y el miedo de los que querían seguir viviendo tranquilos y los que vengan que arreen. ¿Exagero? Quizás, pero que se me entienda pretendo. Y me coloco en un extremo.  La ley de memoria “democrática”, me pone del hígado, no les puedo mentir. Seré pesimista, y más cosas, pero me aterran sus derivadas.                                                                                                                                                     

La ley en España, no es para todos igual. Los corruptos no se castigan con rigor, los que quieren forzar la Constitución, se pasean por las instituciones,  las avergüenzan y pisotean sin el más mínimo pudor. 

Con descaro, desparpajo y provocación. ¿Qué hay quienes están peor? Supongo, si nos comparamos hacia abajo, seguro, pero ¿eso debe tranquilizarnos, que los haya peores? Tenemos los liberales que hacer “la vista gorda”.

Con los índices de pobreza absoluta, la pobreza relativa y las necesidades perentorias, urgentes e imprescindibles de gran parte de nuestra sociedad, a la que damos la espalda con al más absoluto de los desprecios  por los mayores, viudos/as, dependientes, enfermos y discapacitados, dedicamos miles de millones a atender a inmigrantes no refugiados.  A miles de Organizaciones depredadoras y parasitadoras de presupuesto, a países extranjeros con prioridad a todo lo demás, ¿por solidaridad o por compra de votos, apoyos políticos y voluntades?

¿Qué hay otros que están mucho peor? Pues  seguramente, aunque también ciertamente, tenemos mucho que reparar primero a nuestros ciudadanos, y facilitarles una dignidad que se les niega para dotar actuaciones las más veces sangrantes.  No estamos en situación de ayudar antes de solucionar nuestros problemas internos.

Sí, tenemos que ser liberales defendiendo nuestra cultura, a nuestras gentes y diferenciando y ameritando a quienes han entregado su vida por este país, antes que quedar bonitos en la foto o usar nuestro dinero para comprar voluntades políticas. Liberales Para afear conductas de Políticos, Jueces y Fiscales cuando sean impropias, para detener procesos que afecten a las libertades públicas, a los derechos de los ciudadanos, a la rigurosidad del gasto, a la equidad fiscal que es rapiña e insensibilidad, a la creación de empleo, a la educación verdadera y a la sanidad que dejo atrás el mito de ser la mejor del mundo aunque esté llena de profesionales excelentes. Liberales para pedir justicia, exigir igualdad y rigor.  Pero no para excusar displicentemente, a los que reptan utilizando nuestras leyes para gobernarnos con las suyas. Los que nos destinan a la “cartilla de racionamiento”, los que imitan a modelos de represión y terror, sin disimulo y predicándolo. Los que pretenden reescribir nuestros libros de historia como los emperadores chinos o los faraones egipcios. Los que quieren adoctrinar a nuestros hijos.

No, no podemos estar tranquilos ni satisfechos , porque algunos vivan muy bien, tratando  de no molestar al  poder, mientras otros elaboran un muro a nuestro alrededor para experimentar socialmente con nosotros sus ocurrencias y venganzas, para destruir a los que al parecer han acertado en la vida, mientras ellos no aprovecharon su tiempo.

Si, ser liberal es mucho más que ser partidarios de la economía de mercado. Así como vamos nos arrinconan, nos señalan y de lo que venga después, seremos responsables.

A reflexionar.

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