Salvador García Llanos
La noticia de su fallecimiento, que trascendió a media
tarde de ayer, entristeció a cuantos le conocieron, especialmente a toda la
familia futbolística de la U.D. Longuera-Toscal. Y es que Sir Anthony Yeoward,
que llegó a la isla en 1947 en luna de miel, dejó huella: una respetable y
fructífera actividad empresarial así como una generosa actitud de compromiso
con la sociedad en la que se desenvolvía.
Nieto de uno de los impulsores del turismo en el Puerto de
la Cruz, a finales del siglo XIX,su familia estableció la primera línea de
cruceros Liverpool-Lisboa-Madeira. La firma Yeoward, por otro lado, se
convirtió en la mayor exportadora de plátanos al Reino Unido.
La figura de Anthony Yeoward imponía. Alto, siempre bien
vestido, con aspecto de ‘gentleman’, cortés, sobrio y atento. Le conocimos
gracias al portuense Felipe Fumero, que fue un fiel colaborador suyo y de la
empresa. Nos relacionó el tratamiento de algunos asuntos vinculados a la
administración municipal. La seriedad británica, el gusto por la conversación
de temas de historia, de los avatares de la familia en la isla.
Anthony Yeoward se ocupó de promover la urbanización El
Botánico y luego de la actividad inmobiliaria. Estuvo muy presente, pues, en
ese Puerto de la Cruz que surgía para consolidar un destino turístico
diferenciado, muy atrayente para personas de alto poder adquisitivo. Siempre se
quejó del trato de incomprensión de los gobiernos socialistas de los ochenta,
cuando se produjo la expropiación de Rumasa y la falta de entendimiento para llevar
a cabo la instalación de placas de energía fotovoltaica en el marco de un
programa experimental de energías alternativas que coordinaba el Cabildo
Insular de Tenerife.
En los años setenta del pasado siglo, cuando ya declinaba
el transporte de frutos y mercancías por vía marítima, accedieron a que el
Ayuntamiento pudiera hacer uso del viejo empaquetado de El Penitente que
albergó a los damnificados del incendio de la ciudadela de San Francisco, junto
al tempo del mismo nombre. Los Yeoward también tuvieron que ver con el colegio
hispano-británico que lleva su apellido, en el parque Taoro, al lado de la
centenaria English Library.
Anthony Yeoward da nombre al campo de fútbol del sector
Longuera-Toscal, en el que juegan los equipos del sector, justo en el límite
territorial con el Puerto de la Cruz. Una entidad futbolística que adquirió
gran prestigio en un muy poco tiempo y cuya labor de formación, en todas las
categorías de base, ha sido muy apreciada y reconocida incluso en los
estamentos deportivos peninsulares. Para su consolidación y la disponibilidad
de unas instalaciones dignas, fue primordial la relación negociadora que
mantuvieron con Anthony Yeoward Alfonso Fernández Molina y Santiago Palmero
García. Un trabajo encomiable.Yeoward fue para esta empresa social y deportiva
un auténtico mecenas.
Quizá, por todo lo expuesto, se podría decir que el Puerto
de la Cruz está en deuda con los Yeoward.
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