Salvador García Llanos
Era Renate Höhe, Renate, la simpatía personificada. En
medio de las celebraciones, siempre brillaba su discreción, su segundo plano
premeditado, sus disfraces sencillos. Y, sobre todo, su simpatía contagiosa
impregnada del afán por aprender castellano y participar en una conversación
cualquiera, hablando de Carnaval y de su costumbrismo.
Ayer por la mañana llegó desde Düsseldorf (Alemania) la
noticia de su fallecimiento. Renate, había sido Princesa (Venetia), de aquella
ciudad en 1985, junto a su esposo, el Príncipe Rudi. A partir de entonces,
fueron asiduos visitantes de la localidad portuense, a la que siempre tuvieron
presente en cada convocatoria, especialmente cuando accedió a la
vicepresidencia segunda del Bund Deustcher Carneval, organización que aglutina
a todas las fiestas carnavaleras de Alemania.
Renate tuvo un lugar destacado en el intercambio que
anualmente se lleva a cabo entre la ciudad alemana y Tenerife, más
concretamente con el Puerto de la Cruz. Rudi Höhe fue un entusiasta empresario
quien, apoyado en todo momento por Renate, se convirtió en un sostén
fundamental de una promoción que ha devenido en la más importante de las que se
realiza en la región de Renania del Norte-Westfalia.
(En las estadísticas de Turismo de Tenerife relativas a turismo
receptivo, el contingente alemán es el segundo en importancia para el Puerto de
la Cruz, con un registro en 2019 del 18 %. El 30 % de esta cantidad procede de
la citada región, lo cual acredita la importancia y los efectos de la
promoción).
En 1996, los esposos Höhe estuvieron presentes en el acto
de fundación de la Guardia de Honor del alcalde de Düsseldorf, celebrado en el
hotel San Felipe (Bahía Príncipe) del Puerto de la Cruz. Así se recoge en los
estatutos.
Renate fue una activa colaboradora de la puesta en escena
de aquella iniciativa.
Siguió vinculada al Carnaval a través del Club de Venetias
de la ciudad alemana en el que era muy respetada y se valoraba su experiencia.
Renate deja un gratísimo recuerdo entre sus amigos y personas allegadas que
dieron vida y contenido a un singular intercambio de la fiesta carnavalera, en
el que una delegación portuense, encabezada por la reina del año anterior,
participa en las celebraciones no solo de Düsselforf sino de varias ciudades
límitrofes, como Neuss, Moenchengladbach, Düisburg y Krefeld. Luego, ya en
vísperas de la Piñata, son los alemanes quienes, con sus príncipes al frente,
disfrutan de los actos finales del Carnaval tinerfeño, especialmente los del
Puerto de la Cruz.
Junto a su esposo, gestionó personalmente, en varias
ediciones, la aparición de la reina del Carnaval portuense y su corte de honor
en las transmisiones televisadas del lunes de rosas y otras celebraciones. Ella
era quien se interesaba por la confección de los atuendos y alegorías
carnavaleras y la explicaba a los representantes de las entidades que
visitaban. También estuvo presente en la firma de los documentos oficiales del
hermanamiento entre Düsseldorf y el Puerto de la Cruz, allá en el año 2000.
Los esposos Höhe, junto con otros matrimonios alemanes,
cuando la fiesta local terminaba, disfrutaban de sus vacaciones en la localidad
portuense. Renate será recordada por cuantos la conocieron y convivieron con
ella el sabor y el ánimo de la fiesta.
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