Javier
Lima Estévez
Numerosas
muestras de apoyo, respeto y recuerdo llenaron las redes sociales la
tarde/noche del viernes 7 de agosto. La noticia del fallecimiento del
sacerdote Don Antonio
Hernández Oliva (1938-2020) causó una sentida tristeza. Imágenes y mensajes de
despedida se sucedieron, siendo unánime, por diversas personas e instituciones,
el calificativo a su persona como un hombre bueno.
Esa
bondad se extendió y le llevó a servir a Dios por espacio de más cinco décadas,
dedicándose en el mayor sentido de la palabra al ejercicio del sacerdocio,
extendiéndose con mayor número de años su
labor en la parroquia de Santiago Apóstol desde 1981 hasta 2013, finalizando
esa etapa con motivo de su jubilación. Sería designado en 2009 como Hijo
Adoptivo de Los Realejos.
Sobre
su origen, formación, la estancia previa en diversas parroquias y otros
detalles asociados a su extenso perfil en Los Realejos, se ocuparía el
investigador Jerónimo David Álvarez García en un amplio artículo publicado en
2018 en la revista Nivaria Theologica.
Don
Antonio apoyó a Jerónimo David y al que redacta estas palabras con el libro que
dedicamos a Nuestra Señora de Los Remedios en el año 2017. La imagen que
ilustra el presente artículo muestra su asistencia al acto, estableciendo una
serie de consejos que aún recordamos.
Su
voz pausada y reflexiva se unía a una decidida entrega y consejo a los demás. A
ello se sumaba una constante participación en los actos populares y festivos
del municipio que, junto a otros detalles, dejan una estela de momentos y recuerdos
imborrables. Gracias, Don Antonio. D.E.P.
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