Javier Lima Estévez. Historiador
“Desapareceré, como un perfume en el agua/ como un bálsamo
en el aire, ¡pero mi obra queda! / Cual rebelde profeta que no se rindió
jamás”. De esa forma, con unas palabras marcadas por tanta fuerza, se iniciaba el
cartel de la exposición clausurada el pasado 31 de julio en el Parque Cultural
Doña Chana, situado en La Orotava. Allí acudimos para conocer una muy pequeña y
selecta parte de su amplia obra artística. Otazzo era un ser de extraordinaria
capacidad creativa y espíritu de trabajo. Sorprende conocer que su legado está
compuesto por miles de obras. Era un gran lector y, como muestra de ello y a
medida que pasaban los años, se advierte en su producción un mayor conocimiento
e ideal propio.
Observamos en la exposición un primer cuadro dedicado a dos
caballos, evocando fuerza y lucha entre dos animales. Un segundo cuadro, con un
colorido más exagerado y vivo, nos aproximó ante la figura de su esposa en
Venezuela. La silueta de una mujer acostada también ocupó la atención en otra
de sus imágenes, compartiendo pared con una escena impresionante asociada al
exilio. Este último aspecto puede ser un reflejo y guiño a su terruño y, por
supuesto, a la complejidad de un proceso que no entiende de edades, expresando
el artista esa dramática sensación mediante rostros cabizbajos carentes de
expresión. En la exposición, estas dos últimas propuestas aparecían atadas por
unos hilos entrelazados, simbolizando con esa acción el carácter de una obra
que aún no es difundida y que permanece guardada a la espera de lograr la ansiada
difusión. Otro de los lienzos nos llevó ante la imagen de El Teide.
Una obra en
la que se entremezclan las tonalidades y se da un protagonismo único a la silueta
del punto más alto de nuestro territorio. El agua y la tierra se muestran junto
a un aparente atardecer que dibuja tonalidades naranjas y amarillentas al
fondo. También ocupó su espacio un sugerente paisaje dedicado a la tierra
venezolana en la que habitó durante tantas décadas, teniendo como motivo central
la visión de unas palmeras. Dos interesantes esculturas con motivos
prehispánicos y realizadas sobre piedra cierran la propuesta, junto a una bella
chaqueta regalada por los indígenas y elaborada de forma manual con piedras
colocadas una a una.
Una cruel muerte nos arrebató a Otazzo en Venezuela. Se fue
la persona pero queda su obra y la Asociación Cultural Otazzo para seguir luchando
por disponer de un espacio permanente que permita conocer y difundir la vida y
obra de un orotavense universal.
DALI DE AMERICA,,NO PUEDEN BORRAR TU HISTORIA,, QUEDARON TUS OBRAS,INMENSO TRABAJO DE TANTAS DECADAS SEMBRADO POR SIEMPRE, ATONIO OTAZZO GRAN MAESTRO!!
ResponderEliminarSIEMPRE SERAS UN SER MAGICO. MAS QUE UN MAGNÍFICO ARTISTA (EL UNICO EN TU ESTILO) SIEMPRE SERAS EL MEJOR PADRE DE TODOS
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