Antonio–Pedro Tejera
Reyes*
El turismo es la única clave, con toda su dimensión, para
el desarrollo, la prosperidad y el bienestar de la sociedad mundial.
El bienestar social
que produce el turismo, no se puede comparar con nada. El reparto que provoca
de la riqueza económica y cultural, tampoco. Esto deberían siempre tenerlo
presente todos los gobernantes del mundo. Sin excepción.
Pirámides de Keops, Gyza, Egipto, un recurso histórico de
extraordinario valor turístico, visitado por millones de personas.
EL MUNDO DE LA ILUSIÓN
“Y creo en el turismo”, un titular que hemos empleado más
de una vez, a lo largo de nuestra larga vida profesional alrededor del
movimiento mundial de personas que llamamos turismo.
Fundadas razones analíticas nos han llevado a la convicción
de la realidad del valor del “fenómeno turístico” para el bienestar del mundo,
demostrado hoy de forma totalmente indiscutible.
Para el recuerdo quedan las experiencias de nuestros ciclos
de estudios turísticos donde aparecían en las Islas Canarias, invitados por
nosotros, los economistas más sesudos de la España de los años del desarrollo –
sesenta-setenta del pasado siglo – economistas de primera línea como Manuel
Funes Robert, Ramón Tamames, Fernández Cuesta, Figuerola Palomo, etc. Ellos con
sus predicciones matemáticas y sociológicas, nos daban los argumentos para
creer en el turismo como la forma ideal
del desarrollo de los pueblos.
Los misteriosos
Moais de la Isla de Pascua, allá perdidos en la inmensidad del Océano Pacífico,
un extraño legado de las culturas ancestrales hoy motivación de incontables
visitas gracias al “fenómeno turístico”
Desbancadas las arcaicas ideas del desarrollo del mundo
basado en las loterías de una mina de carbón, oro, diamantes, etc., el turismo
ofrecía la imagen limpia de una industria – sí, “la industria sin chimeneas”
como fuera bautizada – potente y progresiva que no tiene posible competencia
para el desarrollo humano con esos ejemplos que mencionamos, donde el hombre es
sometido a un duro trabajo con cascos, chalecos y hasta auxiliares mascarillas
respiratorias, frente a un simple recepcionista de un estable- cimiento
turístico, con quien no tiene ni la más mínima comparación el grado cultural
que se le exige a cada uno de ellos.
LAS RAZONES DE FUNES ROBERT
Decía Funes Robert, en aquellos lejanos tiempos, que en la
industria pesada – fabricación de maquinaria, automóviles, etc. – una inversión
de un millón de pesetas, proporcionaba la décima parte del empleo que lo que
ofrecía la misma cantidad en la industria del turismo. La formación cultural no
tiene, claro está, la menor comparación, pues para apretar tornillos o picar
pedruscos en el interior de una mina, no hace falta ni saber mucha geografía ni ningún otro idioma
que no sea el de nuestro nacimiento. No digamos ya el valor social del trato
humano y el excelente compendio cultural que se le exige al buen funcionario de
turismo. Esto nos lleva hasta el origen de tema: La enseñanza, con centros de
capacitación de alta tecnología humanitaria, donde hace falta algo más de
conocimiento que saber apretar tornillos…. Hablamos de millones de personas dedicadas a enseñar tareas
humanitarias, algo más importante para la sociedad mundial, que extraer piedras
preciosas, metales valiosos, o sacar petróleo del fondo de la tierra.
La espectacular Playa de Copacabana, Rio de Janeiro, uno
de los atractivos mundiales del turismo del ocio de “sol y playa”.
Todo el imponente aparato del movimiento de personas en el
mundo, no tendrá nunca comparación posible – ni económica, social, ni cultural
– con la explotación de los recursos
naturales, si bien esta panorámica ha servido a través de los siglos para
engañar a los pueblos con la demagogia política de turno, el arte de mentir sin
contemplaciones, sabiendo que se está mintiendo.
El bienestar social que produce el turismo, no se puede
comparar con nada. El reparto de la riqueza económica y cultural que conlleva,
tampoco.
Esto deberían siempre tenerlo presente todos los
gobernantes del mundo. Sin excepción.
¿EL MUNDO DE LA IGNORANCIA?
El eminente filósofo venezolano de fama mundial Arturo
Uslar Pietri, hizo famosa la frase “sembrar el petróleo”. En el argot popular
la frase se interpretó como que había que impulsar los cultivos agrícolas en el
fértil terreno del gran país americano, sin entender la extraordinaria
dimensión de lo que este famoso político quería decir.
Porqué “sembrar el petróleo” no era sencillamente ponerse a
cultivar papas o yuca, era utilizar los recursos que producía los inmensos
campos petroleros del país, en desarrollar todo el conjunto de sectores
necesarios para conseguir el bienestar social de su población equilibrando su
calidad de vida a la de los países desarrollado del mundo, para lo cual daba
preferencia a la educación, en lo que era también un gran experto.
El movimiento del turismo hacia el atractivo de los
recursos naturales, presente en las Cataratas de Iguazú
Luís Beltrán Pietro Figueroa, otro famoso maestro político
venezolano, decía que “al pueblo hay que mantenerlo en la ignorancia para vivir
de sus carencias”. Quizá esa frase encierre la respuesta del porqué en estos
sufridos países americanos, no se ha querido “sembrar el petróleo”, como en los
flagrantes casos de las riquezas mineras de Bolivia y Perú, por poner solo dos
pequeños ejemplos de sobra conocidos, por quienes estudiamos en profundidad los
beneficios que el “fenómeno turístico” ofrece a la población mundial sin nada
que se le pueda comparar. Porqué –
tenemos acuñada la frase – “sin turismo no hay paraíso”.
Disfrutar de las playas de Copacabana, Carrasco, de Chiloé,
o de la Isla Margarita, del grandioso espectáculo de “las Cataratas de Iguazú”,
los “moais de la Isla de Pascua”, o del mítico “Machu Picchu”, “la Catedral de
Sal”, “el Salto Ángel”, etc. etc., es un placer que escapa de lo común y entra de lleno en el disfrute de
una calidad de vida a la que se debe llegar sembrando el petróleo o los
recursos mineros de Bolivia o Perú, por seguir con los mismos ejemplos productos
de la mala gestión, fundamentalmente de la enseñanza, en los países de nuestra
América
Altar en el interior de la Catedral de Sal, con la imagen
de la Virgen del Rosario de Guasá, patrona de los mineros, a quienes se debe la
inspiración de la citada joya arquitectónica, hoy reliquia turística de
poderoso atractivo para Colombia, F/ Tejera Reyes.
TURISMO EVIDENCIA DE DESARROLLO
Nos viene a la memoria todo esto, recordando cuando en los
años sesenta del pasado siglo, en la revista que publicaba regularmente la
UIOOT (Unión Internacional de Organismos Oficiales de Turismo) antecesora de la
OMT (Organización Mundial del Turismo) se publicó un sesudo artículo debido a
la pluma del ilustre personaje precursor de este maravilloso movimiento de la
sociedad mundial que ampara la simple palabra TURISMO, así con mayúscula,
cuando el sabio profesor, Arthur Haulot, era entonces un desconocido para
nosotros, del cual más tarde llegamos hasta tener dedicada personalmente una de
sus obras proféticas sobre el desarrollo del turismo. “Tourisme et Environnement:
la recherche d´un equilibre” (El turismo y el medio ambiente: la búsqueda de un
equilibrio).
El artículo que recordamos ahora, se titulaba, “Y creo en
el Turismo”, una verdadera síntesis que recogía una visión estratégica de este
movimiento mundial en todas sus esferas, que el autor analizaba para afianzar
las bases científicas sobre las que basaría su seguridad en el desarrollo del
turismo, así como los beneficios que iban a aportarle a La Humanidad. Arthur
Haulot tenía muy claro porqué creía en el turismo.
La Torre Eiffel -
“Sin TURISMO no hay Paraíso” - punto obligado de la visita a París, creado por
la técnica y la genialidad humana al servicio de la sociedad mundial.
El Aeropuerto Charles de Gaulle, París, uno de los más
importantes del mundo, modelo de una de las fuentes productoras del movimiento
de personas creado por la humanidad, que impulsa su economía y su cultura.
Sobre este señalado esquema, basamos todo un conglomerado
de estudios y enseñanzas con las que comenzamos a diseñar estrategias y modelos
dentro de todas las materias que fuimos desarrollando, llámense historia,
geografía, sociología, derecho, religión, etc., hasta llegar a las propias
materias empresariales que permitían la gestión de ese “fenómeno” que comenzaba
a moverse imparablemente en todo el mundo. La comunión y el aporte del
conocimiento de la Universidad para La Paz, ya en los últimos años del pasado
siglo, fue para nosotros la consecución definitiva de una meta cuya ilusión
habíamos perseguido como una constante durante toda una vida laboral, alrededor
siempre de conseguir la excelencia a la hora de trasmitir a través de la
enseñanza, la importancia que el desarrollo del turismo significaba para el
mundo. “El turismo es riqueza para la persona, para la familia, para la
comunidad, para el mundo entero.” (OMT. 2003)
Síntesis analítica
de un trabajo, y una dedicación donde ha prevalecido la honestidad y la
honradez por encima de todo, como un escaparate cuya visión está avalada por
nuestras experiencias y conocimiento de todo lo que predecía el eminente Arthur Haulot.
En resumen: El turismo es la clave para el desarrollo, la
prosperidad y el bienestar de la sociedad mundial. “Y CREO EN EL TURISMO”.
* (Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo,
OMT)
*Pluma de Oro de Rotary Internacional. Puerto de la Cruz.
Tenerife. Islas Canarias.
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