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viernes, 28 de agosto de 2020

Y CREO EN EL TURISMO


Antonio–Pedro Tejera Reyes*


El turismo es la única clave, con toda su dimensión, para el desarrollo, la prosperidad y el bienestar de la sociedad mundial.

 El bienestar social que produce el turismo, no se puede comparar con nada. El reparto que provoca de la riqueza económica y cultural, tampoco. Esto deberían siempre tenerlo presente todos los gobernantes del mundo. Sin excepción.


Pirámides de Keops, Gyza, Egipto, un recurso histórico de extraordinario valor turístico, visitado por millones de personas.

EL MUNDO DE LA ILUSIÓN

“Y creo en el turismo”, un titular que hemos empleado más de una vez, a lo largo de nuestra larga vida profesional alrededor del movimiento mundial de personas que llamamos turismo.

Fundadas razones analíticas nos han llevado a la convicción de la realidad del valor del “fenómeno turístico” para el bienestar del mundo, demostrado hoy de forma totalmente indiscutible.

Para el recuerdo quedan las experiencias de nuestros ciclos de estudios turísticos donde aparecían en las Islas Canarias, invitados por nosotros, los economistas más sesudos de la España de los años del desarrollo – sesenta-setenta del pasado siglo – economistas de primera línea como Manuel Funes Robert, Ramón Tamames, Fernández Cuesta, Figuerola Palomo, etc. Ellos con sus predicciones matemáticas y sociológicas, nos daban los argumentos para creer en el turismo como la forma  ideal del desarrollo de los pueblos.


Los misteriosos Moais de la Isla de Pascua, allá perdidos en la inmensidad del Océano Pacífico, un extraño legado de las culturas ancestrales hoy motivación de incontables visitas gracias al “fenómeno turístico”

Desbancadas las arcaicas ideas del desarrollo del mundo basado en las loterías de una mina de carbón, oro, diamantes, etc., el turismo ofrecía la imagen limpia de una industria – sí, “la industria sin chimeneas” como fuera bautizada – potente y progresiva que no tiene posible competencia para el desarrollo humano con esos ejemplos que mencionamos, donde el hombre es sometido a un duro trabajo con cascos, chalecos y hasta auxiliares mascarillas respiratorias, frente a un simple recepcionista de un estable- cimiento turístico, con quien no tiene ni la más mínima comparación el grado cultural que se le exige a cada uno de ellos.

LAS RAZONES DE FUNES ROBERT

Decía Funes Robert, en aquellos lejanos tiempos, que en la industria pesada – fabricación de maquinaria, automóviles, etc. – una inversión de un millón de pesetas, proporcionaba la décima parte del empleo que lo que ofrecía la misma cantidad en la industria del turismo. La formación cultural no tiene, claro está, la menor comparación, pues para apretar tornillos o picar pedruscos en el interior de una mina, no hace falta ni  saber mucha geografía ni ningún otro idioma que no sea el de nuestro nacimiento. No digamos ya el valor social del trato humano y el excelente compendio cultural que se le exige al buen funcionario de turismo. Esto nos lleva hasta el origen de tema: La enseñanza, con centros de capacitación de alta tecnología humanitaria, donde hace falta algo más de conocimiento que saber apretar tornillos…. Hablamos de millones de personas dedicadas a enseñar tareas humanitarias, algo más importante para la sociedad mundial, que extraer piedras preciosas, metales valiosos, o sacar petróleo del fondo de la tierra.


La espectacular Playa de Copacabana, Rio de Janeiro, uno de los atractivos mundiales del turismo del ocio de “sol y playa”.

Todo el imponente aparato del movimiento de personas en el mundo, no tendrá nunca comparación posible – ni económica, social, ni cultural –  con la explotación de los recursos naturales, si bien esta panorámica ha servido a través de los siglos para engañar a los pueblos con la demagogia política de turno, el arte de mentir sin contemplaciones, sabiendo que se está mintiendo. 

El bienestar social que produce el turismo, no se puede comparar con nada. El reparto de la riqueza económica y cultural que conlleva, tampoco.

Esto deberían siempre tenerlo presente todos los gobernantes del mundo. Sin excepción.

¿EL MUNDO DE LA IGNORANCIA?

El eminente filósofo venezolano de fama mundial Arturo Uslar Pietri, hizo famosa la frase “sembrar el petróleo”. En el argot popular la frase se interpretó como que había que impulsar los cultivos agrícolas en el fértil terreno del gran país americano, sin entender la extraordinaria dimensión de lo que este famoso político quería decir.

Porqué “sembrar el petróleo” no era sencillamente ponerse a cultivar papas o yuca, era utilizar los recursos que producía los inmensos campos petroleros del país, en desarrollar todo el conjunto de sectores necesarios para conseguir el bienestar social de su población equilibrando su calidad de vida a la de los países desarrollado del mundo, para lo cual daba preferencia a la educación, en lo que era también un gran experto.


El movimiento del turismo hacia el atractivo de los recursos naturales, presente en las Cataratas de Iguazú

Luís Beltrán Pietro Figueroa, otro famoso maestro político venezolano, decía que “al pueblo hay que mantenerlo en la ignorancia para vivir de sus carencias”. Quizá esa frase encierre la respuesta del porqué en estos sufridos países americanos, no se ha querido “sembrar el petróleo”, como en los flagrantes casos de las riquezas mineras de Bolivia y Perú, por poner solo dos pequeños ejemplos de sobra conocidos, por quienes estudiamos en profundidad los beneficios que el “fenómeno turístico” ofrece a la población mundial sin nada que se le pueda comparar.  Porqué – tenemos acuñada la frase – “sin turismo no hay paraíso”.

Disfrutar de las playas de Copacabana, Carrasco, de Chiloé, o de la Isla Margarita, del grandioso espectáculo de “las Cataratas de Iguazú”, los “moais de la Isla de Pascua”, o del mítico “Machu Picchu”, “la Catedral de Sal”, “el Salto Ángel”, etc. etc., es un placer que escapa de  lo común y entra de lleno en el disfrute de una calidad de vida a la que se debe llegar sembrando el petróleo o los recursos mineros de Bolivia o Perú, por seguir con los mismos ejemplos productos de la mala gestión, fundamentalmente de la enseñanza, en los países de nuestra América   


Altar en el interior de la Catedral de Sal, con la imagen de la Virgen del Rosario de Guasá, patrona de los mineros, a quienes se debe la inspiración de la citada joya arquitectónica, hoy reliquia turística de poderoso atractivo para Colombia, F/ Tejera Reyes.

TURISMO EVIDENCIA DE DESARROLLO

Nos viene a la memoria todo esto, recordando cuando en los años sesenta del pasado siglo, en la revista que publicaba regularmente la UIOOT (Unión Internacional de Organismos Oficiales de Turismo) antecesora de la OMT (Organización Mundial del Turismo) se publicó un sesudo artículo debido a la pluma del ilustre personaje precursor de este maravilloso movimiento de la sociedad mundial que ampara la simple palabra TURISMO, así con mayúscula, cuando el sabio profesor, Arthur Haulot, era entonces un desconocido para nosotros, del cual más tarde llegamos hasta tener dedicada personalmente una de sus obras proféticas sobre el desarrollo del turismo. “Tourisme et Environnement: la recherche d´un equilibre” (El turismo y el medio ambiente: la búsqueda de un equilibrio).

El artículo que recordamos ahora, se titulaba, “Y creo en el Turismo”, una verdadera síntesis que recogía una visión estratégica de este movimiento mundial en todas sus esferas, que el autor analizaba para afianzar las bases científicas sobre las que basaría su seguridad en el desarrollo del turismo, así como los beneficios que iban a aportarle a La Humanidad. Arthur Haulot tenía muy claro porqué creía en el turismo.


La Torre Eiffel  - “Sin TURISMO no hay Paraíso” - punto obligado de la visita a París, creado por la técnica y la genialidad humana al servicio de la sociedad mundial.


El Aeropuerto Charles de Gaulle, París, uno de los más importantes del mundo, modelo de una de las fuentes productoras del movimiento de personas creado por la humanidad, que impulsa su economía y su cultura.

Sobre este señalado esquema, basamos todo un conglomerado de estudios y enseñanzas con las que comenzamos a diseñar estrategias y modelos dentro de todas las materias que fuimos desarrollando, llámense historia, geografía, sociología, derecho, religión, etc., hasta llegar a las propias materias empresariales que permitían la gestión de ese “fenómeno” que comenzaba a moverse imparablemente en todo el mundo. La comunión y el aporte del conocimiento de la Universidad para La Paz, ya en los últimos años del pasado siglo, fue para nosotros la consecución definitiva de una meta cuya ilusión habíamos perseguido como una constante durante toda una vida laboral, alrededor siempre de conseguir la excelencia a la hora de trasmitir a través de la enseñanza, la importancia que el desarrollo del turismo significaba para el mundo. “El turismo es riqueza para la persona, para la familia, para la comunidad, para el mundo entero.” (OMT. 2003)

Síntesis analítica de un trabajo, y una dedicación donde ha prevalecido la honestidad y la honradez por encima de todo, como un escaparate cuya visión está avalada por nuestras experiencias y conocimiento de todo lo que predecía el eminente  Arthur Haulot.

En resumen: El turismo es la clave para el desarrollo, la prosperidad y el bienestar de la sociedad mundial. “Y CREO EN EL TURISMO”.

* (Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo, OMT)

*Pluma de Oro de Rotary Internacional. Puerto de la Cruz. Tenerife. Islas Canarias.

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