Antonio Pastor Abreu
La pérdida de muchos puestos de trabajo en todos
los ámbitos, desde el arte a la atención sanitaria, se verá compensada en parte
por la creación de nuevos empleos.
Los médicos de cabecera, que se ocupan de diagnosticar enfermedades conocidas y de administrar
tratamientos comunes, serán sustituidos, probablemente, por la IA., médica.
Debido a ello, habrá mucho más dinero para pagar a
médicos y ayudantes. Ayudantes de
laboratorio a fin de que realicen investigaciones punteras y desarrollen
nuevos medicamentos o procedimientos quirúrgicos.
La Inteligencia Artificial (IA)., podrá colaborar
en la creación de empleos de otra manera. En lugar de que las personas
compitan con la IA., podrían centrarse en su mantenimiento y en su uso.
Por ejemplo, la sustitución de pilotos por drones, ha acabado con algunos
empleos, pero ha creado muchos puestos en mantenimiento, control remoto,
análisis de datos y ciberseguridad.
En casi dos décadas, el mercado laboral estuviera
caracterizado por la cooperación ser humano con la IA. En lugar de por la
competición entre uno y otra.
De manera parecida, la IA podría ayudar a preparar
a los mejores detectives, banqueros y soldados de la historia. Pero
necesitarían un gran nivel de pericia y, por tanto, no resolverán los problemas
de los trabajadores no cualificados sin empleo. Así pues crear nuevos trabajos,
podría resultar más fácil que volver a adiestrar a personas o trabajadores en
paro, para que ocuparan realmente dichos puestos.
Durante los períodos de automatización anteriores,
por lo general las personas podían pasar de un empleo rutinario que exigía poca
pericia a otro. Estos cambios ocupacionales eran posibles porque el paso de la
granja a la fábrica y de la fábrica al supermercado solo requería un
readiestramiento limitado.
Sin embargo en un par de decenios, quizás antes,
podría ser difícil, que un cajero o un obrero del sector textil, por ejemplo,
que perdiera su trabajo debido a un robot, empezara a trabajar como
investigador del cáncer, como operador de drones o como parte de un equipo de
banca combinado con la Inteligencia Artificial., pues no dispondrá de la
pericia necesaria.
En consecuencia, a pesar de la posibilidad de que
aparecieran muchos nuevos empleos, quizá presenciaríamos el surgimiento de una
nueva clase inútil. Ya que ningún empleo que quede libre, estará jamás a salvo,
por la sustitución de una máquina, porque el aprendizaje automático y la
robótica, continuarán mejorando.
Semejante cambio hará que sea más difícil organizar
Sindicatos, o conseguir derechos laborales inexistentes. ¿Cómo vamos a
sindicalizar una profesión que surge de pronto, y desaparece dentro de una
década? Si la fuerza laboral humana, es como nuestro canario en la mina,
estamos bien avisados de que el canario se está muriendo. Y esto ocurrirá en
muchas profesiones y empresas.
En consecuencia, crear nuevos empleos y volver a
formar a personas para que los ocupen no será el único esfuerzo. La revolución
e implantación de la Inteligencia Artificial (IA), no será un único punto de
inflexión crucial, después del cual, el mercado laboral alcanzará un nuevo
equilibrio.
Hoy ya son pocos los empleados que esperan ocupar
el mismo empleo toda la vida. Tampoco una profesión. Pues podría parecer
antediluvianas.
El cambio es siempre estresante, y el mundo
frenético de principios del siglo XXI ha producido una epidemia global de
estrés.
Nadie puede saber con seguridad qué tipo de impacto
tendrán el aprendizaje automático y la automatización e las diferentes profesiones
del futuro.
Y es muy difícil avaluar el calendario de los
acontecimientos relevantes sobre todo, porque dependen tanto de decisiones
políticas y de tradiciones culturales como de descubrimientos puramente
tecnológicos.
No obstante los políticos y consumidores, podrían
no obstante impedir el cambio durante años, quizás décadas. Aun siendo la
probabilidad de desempleo sistémico masivo baja, estamos obligados a tomárnosla
muy en serio. Pues no sólo prescindiremos de personal humano, sindicatos, las disrupciones
sociales y políticas potenciales.
El reto que la infotecnología y la biotecnología
plantean a la humanidad en el siglo XXI, es sin duda alguna, mucho mayor que el
que supusieron las máquinas de vapor, los ferrocarriles y la electricidad, en épocas
anteriores.
En consecuencia tenemos que hacerlo mejor de lo que
hicimos, cuando nos enfrentamos a la Revolución Industrial.
Miembro de la AIPET.
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