Antonio Pastor A.
Al problema
de la gestión de las aguas residuales y la basura se suma el
comportamiento de los turistas.
Al igual que todos
los días en esta isla paradisíaca de Tailandia, hordas de turistas llegan cada
mañana con sus palos de selfies en mano a esta bahía inmortalizada en la
película “La playa” protagonizada por
Leonardo DiCaprio. <Hay demasiada gente aquí>, se lamentó Saad Lazrak, un
turista de 61 años, llegado de Marruecos, en medio de la multitud que invade la
pequeña playa rodeada de impresionantes formaciones geológicas. <No hay
ningún lugar en la playa donde no haya alguien tomando fotos>, agregó Oliver
Black, un turista de 22 años
Las
autoridades estiman que cada año cerca de 4.000 turistas llegan a diario a esta
zona conocida por sus aguas cristalinas, pero sólo se quedan unos pocos minutos
y después se suben a una de las muchas lanchas ofertadas por los operadores
turísticos de la región. Pero esta
imagen tiene los días contados, aseguraron las autoridades tailandesas, ya
que la bahía de Maya va a ser cerrada en junio Hasta septiembre, para
<permitir que el ecosistema se regenere>, afirmó Songtham Suksawang,
director de Parques Nacionales.
En todo el sudeste
asiático se repite este mismo fenómeno de sobre población turística, que tiene
un impacto sobre el frágil ecosistema de las islas. En Filipinas, las
aut5oridades van a prohibir durante seis meses a partir del 26 de abril la
entrada a los turistas a la isla de Boracay. El presidente Rodrigo Duterte
comparó esta isla, a la que llegan cada año dos millones de visitantes (y que
genera ingresos por 1.000 millones de dólares) a una <fosa séptica> ya
que sus 500 hoteles están acusados de tirar directamente al mar las aguas
residuales. Una práctica muy extendida en el sudeste asiático. Ahora vamos
entendiendo como las corrientes marinas mueven toneladas y toneladas de
plásticos, y otros, hacia otros continentes.
En Indonesia, las
autoridades fueron las primeras en lanzar una alerta el año pasado, sobre la
situación en seis kilómetros de la costa en Bali, plagada de desechos. Esta
crisis ambiental también se volvió viral en marzo después de la difusión de un
vídeo del buceador británico Rich Horner que mostraba las aguas llenas de
plásticos. <¡Bolsas de plástico y más bolsas de plásticos y más plástico,
sólo plástico seguido de más plástico>, se lamentó el buceador en Facebook.
Al problema de la
gestión de las aguas residuales y la
basura se suma el comportamiento de los turistas, que muchas veces pisan los
arrecifes de coral, que también son maltratados por las anclas. <El turismo
tiene todo tipo de efectos negativos para la salud de los corales>, confirmó
Eike Schoenig, un biólogo marino del Centro de Investigaciones Oceánicas de
Tailandia.
Para los países que viven del turismo de masas como
Tailandia, Indonesia o Filipinas, la clave está en buscar soluciones sin matar
a la gallina de los huevos de oro. En Tailandia, en la bahía Maya, los barcos
podrán acercarse a la bahía pero no van a poder atracar y no se permitirá la
entrada a nadie. A partir del mes de octubre, cuando comienza la temporada alta
que se termina entre abril y mayo, las autoridades valoran varias pociones,
entre ellas establecer una cuota de turistas en la playa.
Tailandia
incluso está estudiando tomar medidas en otras seis zonas mar4inas que busca
proteger. En Indonesia, las autoridades identificaron otras 10 áreas como la
isla de Lombok o del lago Toga en Sumatra.
Los expertos apuntan
a la necesidad de tomar acciones más a largo plazo, más allá de los anuncios de
los cierres de algunos meses, en temporada baja. Ya que la cantidad de turistas
no deja de aumentar, al igual que en Tailandia, que bate sin cresar el récord
de turistas que entran al país.
La
llegada de turistas chinos, que llegan en grandes grupos, plantea un desafío
para los gobiernos del sudeste asiático. De los más de 35 millones de
visitantes que llegaron a Tailandia en 2017, 10 millones eran originarios de
China.
Colpisa/AFP
KOH PHI LEY (Tailandia)
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