“Centrados”. El nuevo
eslogan. Ahora todo votante del PP debe tener presente que desde que vino al
mundo lleva la señal
en la frente. No la de Caín. Qué va. Es portador de la señal del hombre
centrado que no está a gusto en la derecha. Lo suyo es el centro político.
Conozco a mucho centrista imbuido de yoísmo. Centrista del PP que apesta a
prepotencia, aunque ahora, con las elecciones locales a la vuelta de la
esquina, se pavonea por calles y en encuentros con periodistas haciéndose el
simpático (mejor la simpática) y repartiendo empatía made in China.
A
mí no me desagrada que este PP rectifique.
Soy
votante del PP desde hace varias décadas. Y lo seguiré siendo, aunque nadie
pueda arrebatarme lo que otros pobres diablos que pululan por el partido jamás
podrán ostentar: la libertad para ser crítico.
Pero
es que yo no soy de centro.
Soy
democristiano y confieso mi simpatía por el conservadurismo.
Intelectualmente
soy así.
Y
el PP tiene que ser esa casa en la que un servidor pueda sentirse a gusto. Que
mi voto no signifique manchar las siglas de un partido que precisa de una
refundación, aunque Casado prefiera un lavado de cara. Y a regañadientes.
Los
no centristas (mi caso) podemos llegar a pensar que el PP no es nuestra casa.
A
mí no me gustaría que fuera así.
Democristianos
y conservadores deberíamos tener muy claro que votar al PP no significa tirar
el voto a la basura.
Toca
de nuevo acudir a las urnas el 26 de mayo.
Por
primera vez no votaré en mi Puerto de la Cruz.
De
poder hacerlo, mi voto iría a parar a Lope Afonso. Luego al PP. Luego a su
lista de hombres y mujeres. ¿Me explico lo suficientemente bien?
Pero
votaré en La Orotava por primera vez.
¿Quién
le puede decir al hijo de Adela y Periquín que por votar fuera de su pueblo ya
no pertenece a él?
Nadie,
¿verdad?
Pues
lo mismo pasa con el democristiano conservador que no siendo centrista quiere
seguir perteneciendo a esa casa todavía llamada PP.
No
nos inviten a cambiar de partido cuando nos toque votar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario