Cristina
Tavío
Sin
entrar en debates ideológicos y partidistas, lo cierto es que cada estado
cuenta con emblemas e insignias que los identifica como tal y que son elementos
que aglutinan en un sentir común.
De
esta legislatura en el Parlamento de Canarias que está por concluir me siento
apenada por no haber podido defender una proposición de ley que presenté en
este sentido para iniciar una campaña de difusión y conocimiento del Himno de
Canarias y de su letra.
Cabe
recordar que la Ley 20/2003, de 28 de abril, definió como Himno de Canarias el
Arrorró de la obra Cantos Canarios de Teobaldo Power y Lugo-Viña, en la
adaptación y con la letra que se propusieron, que habría de gozar de la misma
protección que la bandera y el escudo de la comunidad autónoma.
De
acuerdo con la citada ley, el Gobierno de Canarias definió los usos del himno,
que habrá de ser interpretado en los actos oficiales de carácter público y
especial significación, organizados por la comunidad autónoma y las entidades
locales canarias, junto al himno de España.
Se
ponía fin así a un periodo en que las Islas Canarias carecieron
de una pieza de estas características que aglutinase la mayor acogida posible
de los canarios. En los años de andadura autonómica habían sido infructuosos
todos los intentos de resolver la cuestión, y se optó por resolverla en una
Comisión de Estudio, constituida el 18 de abril de 2000, presidida por Nirva
Macías e integrada por María Luisa Zamora, Manuel Martín Luis, Augusto Brito,
María Dolores Rodríguez Flores, Consuelo Rodríguez Falero y Belén Allende.
Hasta
setenta personas comparecieron desinteresadamente ante la Comisión para
informar sobre los criterios que podían ser tenidos en cuenta a la hora de
encontrar una obra que sirviese de elemento unificador. Destacadas
personalidades de distintos ámbitos emitieron sus opiniones o el parecer de las
entidades o colectivos que representaban.
Entre
las opciones barajadas, la Comisión adoptó la opción de los Cantos Canarios,
por su alta calidad artística y solemnidad, representativa de nuestra música
tradicional y perfectamente identificable por cualquiera, y dio por terminados
sus trabajos el 9 de mayo de 2002, recomendando que su adaptación, arreglo y
letra se acordaran en un concurso público entre autores del archipiélago.
La
adaptación de la partitura musical se llevó a cabo por los profesores Armando
Alfonso López, Enrique Guimerá Corbella, José Miguel Mederos Rivero, Víctor
Pablo Pérez Pérez, Daniel Roca Arencibia y Xavier Zoghbi Manrique de Lara,
propuestos por los Cabildos Insulares de Gran Canaria y de Tenerife.
Toda
vez que el concurso celebrado para la letra quedó desierto, se encomendó la
tarea al músico Benito Cabrera, y a Juan José Falcón Sanabria las obras de armonización
para distintas formaciones musicales.
El
30 de mayo de 2003, en el Parlamento de Canarias, y coincidiendo con la
celebración del 20 aniversario de la Cámara y Día de Canarias, la Coral
Polifónica de Santa Cruz de Tenerife interpretó nuestro Himno por vez primera
en acto oficial.
La
letra de Benito Cabrera es una verdadera poesía, un canto a la belleza y al
sentimiento de ser canarios que rebosa lírica y pasea por parajes perfectamente
reconocibles, poniendo en nuestro carácter, naturaleza, historia, cultura y
tradiciones.
Dieciséis
años después, pese a este loable esfuerzo y a que es interpretado en los actos
oficiales junto al himno de España, su música y su letra no gozan del
conocimiento suficiente entre la sociedad canaria, al mismo nivel que sí
disfrutan tanto nuestro escudo como nuestra bandera.
Espero
y deseo que en la próxima legislatura alguien rescate esta tarea pendiente,
porque hablamos de un Himno del que todos los canarios debemos sentirnos
orgullosos.
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