Salvador García
Llanos
Eran dos mil programas,
pero Miguel Ríos acompañaba a El Gran Wyoming dando la bienvenida. En directo.
Eran dos mil intermedios y él mismo cerraba la cifra cantando junto a Ana Belén
y Amaral “Maneras de vivir”. En directo, respaldados por la banda Los Insolventes.
Había que hacer algo distinto para la ocasión, pero, contextualizado, sin
perder señas de identidad. A fin de cuentas, son trece años en antena, todo un
récord si se tiene en cuenta el género del programa, un derroche de humor
inteligente, entremezclado, de vez en cuando, con testimonios, reportajes y
análisis serios. El contratelediario, la verdad desde otro prisma contada, con
ironía y sorna, sarcasmos, absurdos y gags en prime time, después de conocer
las noticias de la jornada. Un informativo alternativo que ya es un clásico. La
actualidad, de otra guisa.
El Intermedio
(La Sexta TV) cumplió, en efecto, dos mil programas. Que dan para mucho, claro,
al cabo de tantas temporadas, catorce. En la sala Florida Retiro, de Madrid,
allí donde Lola Flores perdió un pendiente, no solo parodiaron el hecho sino
que entremezclaron flashback (escenas retrospectivas), secuencias y preguntas
distendidas a los invitados. Y eso que todo empezó con los testimonios de
invitados que expresaban su imposibilidad de asistir. Wyoming dio la vuelta y
aprovechó las negativas para ir entrando en calor, aportando ese singular toque
irónico.
Después,
Sandra Sabatés, Thais Villas, Gonzo y Dani Mateo, los habituales, los otros
locutores, fueron desgranando, con sus peculiares estilos, cómo se hace un
espacio televisivo de humor en el que se han reído de sí mismos en alguna
oportunidad, sin renunciar a la autocrítica. La directora del programa, Carmen
Aguilera, puede sentirse satisfecha: la edición 2000 estuvo a la altura de lo
que puede esperarse tras un bagaje sustancioso, original y divertido, plagado
de creatividad, animado y osado.
Dos mil
intermedios han dado para mucho. Un espacio televisivo que es un canto de
libertad con el que discernir y echar unas risas antes del descanso cotidiano.
Lo que empezó siendo entretenimiento es ahora una puja por dar un tratamiento
diferente a la actualidad informativa. Que nos sigan contando la verdad
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