Lorenzo de Ara
“Todo es
mentira en Sánchez salvo la ambición. Pero si la ambición en un hombre valioso
engendra a un estadista, en un mediocre solo engendra sectarismo. Hay
ambiciosos que alcanzaron y conservaron el poder practicando la concordia, como
Suárez. Y luego está el tahúr que con una mano oculta la baza de Bildu y con la
otra vende corazones moderados, pero cuya voz de odre hueco solo suena sincera
cuando insulta a la oposición. Nunca le importaron los huesos de Franco, ni la
sororidad feminista, sino poder llamar franquistas y machistas a Rivera y a
Casado. La agenda de Moncloa lleva nueve meses elaborándose no en función de
las necesidades del país sino del daño potencial que inflija a la oposición”.
Tras lo cual,
un servidor podría perfectamente dar por terminada la colaboración de esta
semana. Leer a Jorge Bustos en “El Mundo” conlleva aceptar que la democracia
española está muy, pero que muy enferma.
Nos empeñamos
en ponernos furiosos al oír a un hijo de la grandísima puta de Bildu insultar a
la Policía Nacional y la Guardia Civil en el Parlamento Vasco.
Lo mismo
cuando observamos que el PSoe de aquellas tierras españolas se mantiene sentado
y no abandona el lugar, aplaudiendo en
el interior (con el alma muy sucia) a los verdugos de muchos de sus compañeros.
Pero no. Nos
equivocamos.
El mal de esta
democracia cobarde y cada día más hedionda no radica en la presencia de Bildu,
en los chantajes cada más sonoros del PNV; que no.
El mal de la
maldita democracia española está en la presencia todopoderosa del PSoe. Y
mientras los cobardes callen y no señalen que ahí está el problema, España, la libertad, pero sobre
todo el orden constitucional se irán a hacer puñetas.
“La diferencia
entre Pedro Sánchez y los demás es que los demás mienten, pero solo en Sánchez
todo es mentira. Todo salvo una cosa: su ambición”.
Bustos
machaconamente insiste en ponernos la verdad delante de los ojos. Y si estamos
ciegos, más que probable, a lo mejor alberga el periodista la esperanza de que
aprendamos a usar el olfato como el protagonista de la maravillosa novela “El
perfume” de Patrick Süskind.
Todos
deberíamos tener un único objetivo en esta España que avanza inexorable hacia
el abismo, la pérdida de identidad y la finitud de la realidad como Patria
indivisible.
O somos desde
ya Jean-Baptiste Grenouille, o Sánchez vencerá y destruirá.
Y no
precisamente por este orden.
La gran novela
“Patria” de Fernando Aramburu emociona y duele, pero también ilumina, se hace
gozosa.
¿Por qué el
PSoe se ha convertido en uno más de esos vecinos abertzales que odian y
prefieren los cementerios a los parques infantiles?
Y para que la
duda se disipe, cuando afirmo que el PSoe (este PSoe de hoy) es el mal absoluto
en la democracia española, no excluyo, ni hablar, al PSoe gallego, valenciano,
andaluz, madrileño, vasco, CANARIO. Ni hablar. Hablo precisamente de ese PSoe
ramificado que está repartido por España.
El 28A y el
26M hay dos opciones. El retorno del felón Fernando VII (Pedro Sánchez
ganador), o la resurrección de Cánovas y Sagasta (PP, Cs y VOX).
De un pueblo
cretinizado y vulgar depende el futuro de España.
Soy pesimista.
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