Salvador García
Llanos
Bien, pues la
última entrega del Centro de Iniciativas Sociológicas (CIS) casi pone punto
final a la precampaña electoral. Encuesta, que algo agita. Aunque no difiera
mucho de las elaboradas por firmas privadas para medios y organizaciones, lo
cierto es que, como otras veces, se lleva la peor parte. Pero ya saben nuestra
posición: tratándose consultas demoscópicas, todo es relativo. Hay algunas
tendencias bastante claras: dejémoslo ahí.
Lo cierto es
que a las cero horas del viernes, de pasado mañana, ya estarán pegando carteles
o encendiendo paneles luminosos y tableros, alfa y omega de las campañas
electorales. Entonces, con métodos y recursos artesanales, con recluta de
voluntarios para cubrir los barrios y los distritos que no solo utilizaban los
paneles dispuestos por la administración local sino que buscaban rincones,
paredes y espacios visibles. Ah!, eran otros tiempos. Más entusiasmo, más
ilusión, mayor motivación y hasta más respeto, aún cuando, muy
excepcionalmente, se colara algún aprovechamiento o alguna infracción
intrascendente.
Ahora, ya
saben, no solo abunda la innovación y sofisticación de recursos, todo más
tecnificado. Los voluntarios, salvo excepciones, muy contadas, han cedido sus
puestos a operarios pagados por las organizaciones en liza que cumplen con lo
suyo, pero no aportan el entusiasmo y hasta la algarabía que lucían en 1979 y
años sucesivos. Campaña, sí: pero a ver quién dispone del soporte más original.
Ahora no mola empapelar paredes, puertas, garajes y fachadas de solares: se
trata de ver cuál es el emplazamiento más lucido y más llamativo, sobre todo si
está sustentado técnicamente.
Pero, bueno,
durante un par de semanas habrá tiempo para más encuestas, para más
declaraciones altisonantes, para muchos pronósticos, no pocos mensajes y para
más valoraciones hasta que empiece el escrutinio y las tilas circulen sin
cesar. Si la campaña va a discurrir como las semanas previas, preparémonos para
una ristra de lindezas y exabruptos, de titulares llamativos, de adjetivos y
descalificaciones, de reclamos -unos más originales que otros- y de algunas,
pocas, propuestas programáticas cuya explicación hay que despachar cuanta más
breve mejor.
Porque hemos
visto y escuchado de todo, casi sin otra alegría que el incremento de afiliados
medios a la Seguridad Social el pasado mes de marzo. Es posible que nunca antes
durante la precampaña hubiera tantas barbaridades dialécticas. Algunos, como
que no midieron el alcance y los significados; y otros, menos experimentados,
sacaron a pasear los dislates y hasta la ignorancia. Mediocridad en marcha, se
ha dicho. Nervios, dimes y diretes reflejan estados de ánimo.
Mientras, algo
tan serio como el espionaje a una organización que concurre, hasta en el
domicilio personal de su candidato a la presidencia, con cámaras de seguridad
pirateadas, un espionaje sin escrúpulos, sigue pasando bastante inadvertido.
A ver…
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