Salvador García Llanos
Pero, vamos a ver:
¿No se
había dicho que la causa del aplazamiento de Mueca era no hacerla coincidir con
campañas electorales y “preservar su independencia”?
¿No
estaban convenidas unas nuevas fechas, ya en septiembre próximo, no importara
su proximidad con un carnaval de verano?
¿No
tuvo que dar explicaciones públicas la concejala-delegada de turismo, para
constatar la descoordinación, en el sentido de que su área no tenía nada que
ver con la cancelación?
¿Por
qué no fueron tenidos en cuenta los informes técnicos previos cuya
trascendencia mediática revela, cuando menos, claras disfunciones?
Pues
llegó 'don' Cabildo y mandó a a seguir. O sea, que independencia sí, pero
menos, pues las pruebas del intervencionismo saltan a la vista. “A petición del
Ayuntamiento portuense”, se dice en una nota informativa. La complicidad llegó
por otra vía.
Habrán
salvado 'in extremis' la decimoséptima edición, que se celebrará en las fechas
inicialmente previstas, del 9 al 12 de mayo próximos, y puede que los daños
sean menos pero ha quedado una imagen próxima al desbarajuste, entre
desencuentros, recelos, inhibiciones y unilateralidades.
Se dirá
que lo importante es que se haga y por lo tanto, hay que congratularse. Pero es
difícil concentrar más incongruencias y contradicciones.
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