Teresa González
Vienen con el alba
tus pupilas a mirarme
y en el celeste de tus ojos
sucumbe mi paz
Mi cuerpo enciende sus faroles
recuperando el fuego que motiva
la ventura de mis años taciturnos
Eres tú
el ser de mis recuerdos olvidados
el ideal
que fui creando desde niña
el hombre selva encontrado
Pero
estás prisionero como yo…
La vista se revela cada tarde
para besarse en el instante mismo
del impacto: galopa rebelde
nuestra sangre
que se ama cada noche
en cuerpos diferentes.
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