Agustín. Armas Hernández
Al gran
festival ecológico, que se celebraba en
la Ciudad Turística, y que ahora no se hace, desconozco el
motivo, quiero contribuir con esta
modesta aportación mía.
Los rápidos medios de comunicación social, nos
ponen inmediatamente en conocimiento de los
avatares mundiales. Y uno de
estos es el deterioro creciente de la Naturaleza. Cuando Dios creó a la primera pareja humana,
los instaló en el paraíso para que lo
guardasen y cultivasen (Génesis, 11,15), no para que lo contaminasen y
destruyesen. Más tarde, antes del Diluvio Universal surgieron los Gigantes, hijos de los
Extraterrestres y de las mujeres descendientes de Caín (Génesis, VI;
2,4).Estaban llenos de sabiduría humana,
y poder sobre humano, como lo
demuestran los monumentos ciclópeos en diversas partes del mundo. Hasta conocían
la electricidad y viajes espaciales. Pero devoraban hombres y animales y contaminaron
todo el orbe terráqueo (Libro de henoc). Perecieron en el Diluvio, cuando se
hundió con ellos la Atlántida. Esto fue hacia el año 2650 ac., según la biblia
de los Samaritanos. Así me lo ha
explicado mi mentor, el sacerdote parapsicólogo, de cuya capacidad nunca he dudado.
La falta de
Fe y de respeto hacia la creación divina también contribuye al deterioro de le
Naturaleza, y más aún a la corrupción
moral, que aumenta sin cesar, y nos
llevará en breve a la catástrofe anunciada sor los videntes, enseguida llegará
la época de paz, amor y justicia, prometida por la Virgen en Fátima (año 1917).
Nos atañe a los tinerfeños de cerca la contaminación de nuestras costas. La
madre Naturaleza llora y gime, según lo hago notar en estos sencillos versos:
“Tenerife, tierra amada:
¿De qué
padece tu costa?”
-De nada ya ves...de nada-
“¿Y llorando me contestas?
Dímelo, dímelo, anda."
-Confesaré, pero calla...-
“¡Sincérate y no hagas duelo,
Si tus hijos son canallas!"
-¡Tú lo has dicho, no me quieren!
¿Es que no tienen entrañas?
Pues
vierten en mis orillas,
Allí donde el mar me baña,
Toda clase de impurezas,
Sin darse
cuenta que dañan.
Y para colmo de males,
Ellos
mismos se maltratan:
Pues comen
productos miles
Que de tierra y mar emanan.
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