Lorenzo de Ara
No hay que olvidar que la contumacia en el error
forja las grandes desgracias. Pero se empeña en seguir por el camino de la
torpeza y la más absoluta oscuridad. Ciega o ciego. El servidor público se
obstina en seguir pensando que lo único importante es el yo.
Quien escribe no puede dejar de crear nuevos
ideales. Pensando en mi ciudad, aspiro en todo momento a que obtenga
beneficios, a que se le haga justicia después de tantísimos años dejándose la
piel para alimentar (digo bien) a la Isla entera. Quiero ver que del blablablá
del politiquillo pululante, se pasa a la consumación de los hechos.
Actores políticos del Puerto de la Cruz se han
hecho viejos de la noche a la mañana. Sucedía cuando el establishment
socialista portuense confiaba en líderes que usaban la prosopopeya para
expandir el tedio en el salón de plenos y tratar a los demás como vulgares
personajillos sin cultura, por tanto, dispuestos a aceptar con risa de pobre
sin alma el puesto de trabajo con el carné en la boca. (Y quien esté libre de
pecado que tire la primera piedra, ¿verdad?)
Cuánta mojigatería y retórica despectiva de ese
PSOE superlativo en nuestro pueblo a lo largo de años de apisonadora fría y
robótica.
Marco González asume que en la mochila lleva las
piedras de un pasado socialista, y se agradece que no afronte el día a día
sumido en la virulencia de la “vieja guardia” talibán que ansiaba encontrar el
camino más directo y efectivo para expandir el ébola político entre la
población local.
El socialismo portuense entronca con un periodo de
orgía despilfarradora. El actual, sin prejuicios etnicistas (creyó el PSOE que
la ciudad era su finca particular), por lo menos asume que está en la oposición
con siete concejales (que no son pocos) y toca
intentar convencer a los portuenses que hay alternativa de gobierno en
Marco González.
Para que se resuelvan los problemas reales del
Puerto de la Cruz sobran algunas afirmaciones de la oposición socialista. ¿A
qué viene por ejemplo que el macho alfa sentencie que el gobierno de Lope
Afonso “mendiga”? ¿Qué haría el PSOE ante Carlos Alonso? ¿Pasar del
todopoderoso nacionalista proveniente de la gris Bruselas, dejándose acurrucar
en los brazos del santito de Aurelio Abreu? ¿Sería el PSOE (hermano pequeño de
Coalición Canaria en el Cabildo) el que ayudaría con millones de euros a
resolver las graves carencias que todavía arrastra nuestra ciudad?
Mendigar es una palabra fea en boca de un líder
con aspiraciones de ocupar la más importante silla y el más poderoso despacho
de la ciudad.
No se mendiga. Se exige. Se toca a las puertas del
Cabildo porque de no hacerlo, el ciudadano tomaría nota y castigaría en las
urnas.
Al PSOE le gustaría recuperar el pasado de Paco
Afonso, Félix Real, Salvador García, Dolores Padrón. Pero le gustaría recuperar
el pasado porque tiene miedo del presente, o por lo menos le desconcierta.
Cuánta razón tenía Lewis Carroll, autor de “Alicia
en el país de las maravillas”, al afirmar que “es una memoria pobre la que solo
funciona hacia atrás”.
No voy a negar que Marco González tenga desahogo,
espaciosidad, descaro y desparpajo. Algunos de sus predecesores llevaban sólo
piedras.
Mejor, pues, un PSOE con gracia, (relativa)
agudeza, (en redes sociales), simpatía (va por barrios), cordialidad (siempre y
cuando se diga amén), chispa (qué sería del PSOE sin la sal) y donosura
(también en la clausura monacal de tener que vagar como alma pena en la
oposición).
Puerto de la Cruz ya no vive asumiendo que había
que estar a los pies del PSOE para tener un mañana. Pero el PSOE es necesario.
Por ejemplo, no dudo que en la oposición seguirá
siendo parte importante del ayuntamiento a partir de 2019.
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