Lorenzo de Ara
Las fotos hablan. A veces. En otras ocasiones, las
fotos mienten. Y lo hacen ruidosamente. Lo hacen estrafalariamente. Las fotos
pueden confundir. Las fotos distorsionan la realidad si son usadas para vender
humo. Nadie queda bien en ella. Son fotografías muertas. Aunque el paisanaje
sea hermoso, la foto únicamente refleja la vaciedad material y, si me apuran,
existencial.
La foto en el Penitente no me dice nada. ¿Es que
me tiene que decir algo? Bueno, sí, todos juntitos, que no quiere decir todos
unidos. ¡Faltaría más! A poco más de un año para enfrentarse cara a cara en
unas elecciones, lo que se hace es aparentar. El PP llena la foto, a excepción
de una concejal. Y CC, minoritaria, deja fuera a la primera teniente de
alcalde. Cosas de la vida, o cosas de la política, que muchas veces poco o nada
tiene que ver con esa vida nuestra que los concejales desprecian por ser
anodina y anónima.
Una fiesta local es un motivo perfecto para llenar
las redes sociales de fotos muertas. Risas, abrazos, más risas, más abrazos.
Diríase que el Gobierno es un grupo musical a punto de salir a actuar en el
festival de Eurovisión. El solista tiene poca voz, y el corifeo desafina, pero
son los que tienen una coreografía mejor ensaya sobre el escenario. Así ocultan
muchas bajezas y consiguen deleitar al público que ya baila. Es un grupo tan
desordenado que hasta la primera voz del coro queda fuera. ¡Y a mí ni fu ni fa!
El Penitente tiene una belleza particular. A mi
padre le gustaba caminar por allí. Lo acompañaba escuchando las historias del
viejo lobo de mar.
Ninguno de los dos temíamos que nos empujaran al
agua.
Otra foto muerta es la que se puso de moda no sé
cuándo y que se obtiene en el interior de las iglesias. Soy creyente. A lo
mejor chapado a la antigua. Tal vez por ese motivo las fotos de verbena y más
risitas de película a todo color en la casa de Dios me provocan arcadas. Y
luego el vómito.
La unidad del Gobierno es lo mejor que le puede
suceder al Puerto de la Cruz
Lo que nunca será bueno para el gobierno, pero
sobre todo para nuestra ciudad, es una ostentación peliculera y estrafalaria de
declaración de amor, cuando ya se palpa en el ambiente que llega la guerra, o
sea, que se aproximan las elecciones.
Unidad sí, fotos trucadas NO.
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