Rosario Valcárcel
La Vida tras el cristal
visión
distorsionada
-a veces opaca-
de capítulos ciertos
de los caprichos inciertos
de la Existencia
Las Islas Canarias han sido, tradicionalmente,
tierra de poetas, de poetas de tierra adentro y de poetas de mar, de poetas
nacidos en nuestras islas o de poetas que nos visitan, que se quedan y deciden
abrazar nuestra expresión literaria: el sonido del viento, del mar, la arena.
Deciden sumergirse de lleno en la nostalgia o en el abrazo de ese mar de la que
hablan nuestros poetas canarios.
Y quizás es eso lo que le ha ocurrido a Carmen
Paloma Martínez, una madrileña que vivió en La capital de Cuba, en la Habana
casi quince años y desde hace doce años reside en Tenerife. Y en este encuentro y los sucesivos reencuentros tanto
con Canarias, Cuba, Madrid, resultaron de vital importancia para enriquecer
su itinerario poético. En esa llama y en
esas vivencias que la poeta alimenta en el libro “Salitre”: un mundo de agua
marina, de sabor a sal y a melancolías. Un mundo que ella llena a través de la
presencia del mar, de nuestro archipiélago y del mar caribeño, del mar de
salitre nebuloso.
Un mundo que según la prologuista Elena
Villamandos: “conforman en su totalidad un océano sobre el que la poeta navega,
desde la intuición de lo que, en lo profundo, toda vida lleva implícito, hasta
la aceptación de la inexistencia y de su desconocido paradero”.
En Salitre, Carmen Paloma además de explorar su
naturaleza ante la historia, nos expresa la presencia y el ardor embriagador de
la memoria, el susurro y las vivencias de su tiempo, los valores y los anhelos
de la infancia,- vivos aún en ella-. Nos expone lo extraordinario del mundo de
la niñez. De ese viaje a la infancia, de ese regreso a las emociones y la
belleza que un día nos regalaron. Y, en el silencio, escuchamos la voz de la
poeta:
He regresado a mi niñez/ he recorrido/ cada
recoveco/ -hasta los más complicados y temidos-
He llegado allí/ donde quiero estar/
He reconocido/ el mismo espacio/ el de mis sueños/
el espacio en el que mi ser / es quien es/
Muy lejos de patrones/ clichés y estereotipos/
A años luz/ de los “debería”/ los “hay que hacer”/
y toda esta retahíla/ de imposiciones/ yugo de mi movimiento/
Soy libre/ aquí/ -clonación de mar-/ ungida de
salitre/ y agua/ preparada para el acto sagrado/
Inmersa en él/ -o ella-/ como prefieras.
Carmen Paloma se recrea en la experiencia humana,
en los sentimientos de angustia y dolor. Y nos evoca poemas en versos repletos
de sed de eternidad, de esa insatisfacción que se siente ante la fugacidad con
que pasan las cosas de la Vida. Así surge el antagonismo entre Eros: amor que
la mayor parte del tiempo no se declara, pero se percibe, y Thánatos: la
muerte, el tiempo. Ese tiempo que se nos escapa de las manos sin que hayamos
sido capaces de valorarlo.
Un libro de poemas reflexivo que surge sin
astucias retóricas, ni gran efusión sentimental, sino como un intento de
aceptación y de disconformidad con el mundo que nos rodea. Y lo expresa en un
lenguaje simbólico con poemas cortos, entrecortados y aparentemente sencillos.
Ellos aquí/ sosteniendo una mirada/ que les huye/
revisando lo más íntimo/ rebuscando/ arañando el dolor/ sin piedad/ justo con
el dedo en la llaga. /
Quiero irme/ desasirme de tu mano/ abandonar
quimeras/ descubrir atajos/ encomendarme a los dioses/ sostener tu mirada/ y no
sucumbir/…
Dejar de ser estatua de sal/ empaparme/ de aire
fresco, de magia y rutas renovadas/
Heme aquí/ boca abajo/ sosteniendo la Vida/ solo
como puedo/
Hay un movimiento lento/ que termina en tus
brazos/ adormecido/ eterno/ entumecido a veces/ de tanto esperar/
Retazos sutiles/ y abruptos/de lo que fue la
historia
Hay un movimiento sublime/ -el que teje mis sueños-/ el que me abandona
en ti/ y me mantiene en el epicentro de la Vida
En “Salitre”, Carmen Paloma desnuda la memoria y
nos muestra el relato sentimental que sugiere una comunión con las fuerzas
esenciales de la soledad y los sabores de su infancia. Preguntas y respuestas
sobre el desarraigo, la angustia vital y el vacío desde un prisma existencial.
El proceso de la Vida sobre la Muerte.
Y se adentra
en el mar, en un mar libre e infinito que le otorga un carácter abierto.
En un mar que la redime del olvido y le vislumbra evocaciones. Recuerdos que le
ayudan a construir un discurso en el que aparece su padre, a quien le dedica el
libro Salitre, 2017. Un poemario que huele a salitre. Un texto editado por
Elena Morales, que luce una bella portada de la escritora y pintora Graciliana
Montelongo y, al que podemos sumar dos publicaciones anteriores: Líneas en el 2012
y Voz de mujeres en el 2015.
Desde muy jovencita, Carmen Paloma descubre la
palabra, dialoga con ella y se siente tan atraída que se deja seducir para
entregarse a la emoción, a la colección de las voces que muy pronto sedimentan
dentro de su pequeño universo como esencia cultural, y logran agitar su
imaginación y comienza a escribir y a escribir y obtiene algunos premios.
La voz de Carmen Paloma Martínez en este nuevo
libro “Salitre”, rememora la ausencia y se cuestiona la aceptación del mundo.
Indaga en una búsqueda personal obsesiva que la conduce al vacío. A ese vacío
formado por momentos de carga emocional y de reflexión, que como ser humano se
empeña en dejar en sus versos el testimonio de su circunstancia.
Salitre, se presentó el pasado día 4 en el Museo
Poeta Domingo Rivero junto a otro libro Poesía y Vida de Elena Villamandos. La
reseña la subiré próximamente.
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