Evaristo Fuentes Melian
Cuento un par
de anécdotas de aquellos años cuarenta y cincuenta del siglo XX. El hijo de Isidro el Sacristán, que yo
conocí, era Pepe Madame, y una vez que estábamos algo beodos (¡veo doble, veo
dos!) coincidimos con Pepe Madame en la bodega de Mario, padre de Malucho el
Guagua. La bodega estaba en la calle León, frente la casa de don Eusicio
Celorrio. Pepe Madame estaba ya entrado en copas, y algún gamberro entre
los más jóvenes le llenó subrepticiamente, ¡con vinagre puro!, su vaso de
vino. Pepe Madame se lo mandó de un
trago, estilo barra del
<Saloon> de las películas
del Oeste. Ni siquiera se dio cuenta del contenido.
Otra anécdota:
En el campo de la Garrota y su más próximo entorno, que yo recuerde, había
junto a la casa de Pedro el Pollo, verdaderos profesionales artistas jugando al
boliche (canicas, en godo) en cancha de tierra, de tal modo que, con los dedos
pulgar, índice y medio, manejaban el boliche (de barro cocido y un cm escaso de
diámetro) con una habilidad asombrosa; a
más de un metro de distancia acertaban a introducirlo en la <ganga>, (hueco cóncavo de unos quince
cms. de diámetro por diez de fondo) que era como el comodín de apoyo en el
póker o algo así. ¡Algunos eran verdaderos artistas, se quedaba uno bobo! Había
también boliches de vidrio, llamados <vidriucas>, pero eso era un lujo.
Y en la cancha
de la Garrota (10x20 metros, no más) recuerdo a Alejandrino (a) el Buzón (buzón
por su ancha boca), extremo izquierdo de
una calidad extraordinaria; se fue joven
a Venezuela y tengo entendido que murió
de taxista en Caracas. No volvió aquí, como se suele decir, <más nunca>.
Era un chico al que le coges aprecio, nada más contactar con él.
Nota.- Era nada habitual ver a un niño de <gente
rica> jugar ni al boliche ni al mini futbol en el campo de la Garrota.
Espectador
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