Evaristo Fuentes
Melián
Al leer “Peste de vocalización”, de Álex Grijelmo
(diario EL PAÍS, pág.46, sábado 27.1.18), se me ocurren tantas cosas que
intentaré resumir. Le ruego al sr director y a la defensora del lector me
publiquen y me envíen un mínimo comentario. Doy las gracias por anticipado a ambos.
Llevo años defendiendo, sin que nadie me preste la
atención debida, que las películas mejicanas o argentinas, por ejemplo, deben venir subtituladas, para que los
diálogos se entiendan en todo el mundo hispanohablante. Lo que dice Susana Díaz de dejarse de
“estereotipos, tópicos y prejuicios”, está bien, pero por encima de ello es
primordial que cada frase de la conversación se entienda.
En cuanto a medidas de distancia, peso y volumen
observo que, por ejemplo, cuando el
original en inglés dice millas, el doblaje castellano dice kilómetros. Me
parece correcto, es un buen criterio.
Y paso a narrar algunas anécdotas:
1.- El dúo humorístico canario ‘Piedra Pómez’ basa
sus enjundiosos monólogos o diálogos en
el juego constante del significado de las palabras. Hay una, “totorota”, muy usada popularmente
en Canarias, que muchos peninsulares no
sabrán ‘traducir’…
2.- Una de las mejores anécdotas que he oído es la que voy a contar:
un turista alemán llega a las afueras de
mi pueblo, La Orotava (Tenerife), y pregunta por una tienda famosa de calados y
bordados típicos canarios hechos a mano. El paisano que se encuentra en su
camino el alemán, le explica, en su jerga canaria de las zonas rurales—que
viene a ser como un castellano chapurreado, atiborrado de seseos—dónde está la
tienda especializada en bordados. Pero el turista alemán, al oír tal cantidad
de medias palabras y balbuceos, no entiende nada, le da las gracias educadamente
al canario del campo y sigue su camino. Es decir, que el canario se queda
satisfecho pensando que ha informado correctamente al alemán, pero el alemán no
ha entendido ni papa (por cierto: papa es el nombre típico de patata).
3.- El caso contrario es el de un canario que
viaja en el Imserso con su esposa, se pierden en la ciudad de Valladolid y le
preguntan a una señora de allí; no le entienden nada y el canario comenta luego
con su esposa: ¿qué defecto tiene esta señora en la boca?
4.- Y otra anécdota más: un enfermo canario de una
zona rural, está grave y acaba de salir de la anestesia de una operación, en
una conocida clínica madrileña. Entonces, las primeras palabras que pronuncia
es una sola, insistentemente: “secura, secura, secura…”. La enfermera
peninsular le responde “sí señor, lo
suyo se cura, usted permanezca tranquilo, relajado…”. El enfermo insiste
“secura, secura…”. Al final llegó un médico canario y le explica a la enfermera
peninsular que el enfermo tiene sed, secura.
En conclusión, insisto: las películas
hispanoamericanas deben llevar subtítulos, y en general las películas cuya
trama o su argumento se desarrolla en alguna región o zona geográfica española
específica, hablada en la jerga, modo de expresarse verbalmente, léxico o estilo
exclusivo de esa zona concreta, deberían llevar subtítulos.
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