Evaristo Fuentes Melián
Ha fallecido
nonagenaria hace unos días doña Carmen Franco Polo, hija única del generalísimo
Franco. Los escasos meses, antes del Alzamiento de julio de 1936, en los que
Franco estuvo destinado en la Comandancia Militar de Canarias, en Santa Cruz de
Tenerife, Carmencita era una niña de
diez añitos de edad. Hay una película corta en que, acompañada de su padre don
Francisco y su madre doña Carmen (collares) Polo, Carmencita diserta un pequeño discurso
dirigido a “los niños del mundo, para que no sufran como sufren los niños de
los enemigos de mi Patria. Un beso fraternal”. Pero mientras Carmencita recita
ese texto, que se lo sabía de memoria o estaba leyéndolo disimuladamente, su
papaíto, padrísimo, mueve los labios como si le estuviera soplando el referido
texto.
Muerto
Francisco Franco, muchos cineastas españoles, que habían realizado películas de
caspa y horterismo, sin ir más lejos aquella de reprimidos sexuales llamada “Lo
verde empieza en los Pirineos” (1973), estos cineastas se afanaron en la labor
de parodiar jocosamente la vida del general Franco, con películas como
“Espérame en el cielo” (1988) o “Dragon
Rapide” (1986). En este filme, con la trama prebélica situada en Santa Cruz, hay una secuencia en que Franco está consolando a su hija única
Carmencita, y le dice algo así como: “…no estés triste, que ahora vas a ir a la
Rambla (la de García Sanabria) y te compras un mantecado helado…”
Carmen Franco
Polo tuvo siete hijos con un marido excepcionalmente presumido y mujeriego, el
marqués de Villaverde, en cuya promoción de estudiante en la Facultad de
Medicina de la Universidad Complutense (no sé si se llamaba así entonces)
coincidieron dos médicos que residieron y ejercieron toda su vida profesional
en La Orotava. Uno fue don Enrique Sáenz Tapia, nacido en Península, pero que
nunca ejerció de godo, muy al contrario iba al estadio Los Cuartos a los partidos de futbol y se
ponía ostensible e incondicionalmente a favor del equipo de la UD Orotava, también llamado “los copos de
nieve”. El otro médico fue don Buenaventura Machado Melián, que promocionó al
equipo de la UD Orotava, presidiéndolo al menos en dos etapas, incluida la
memorable fecha de 1971, en que estrenó el Trofeo Teide y el césped natural del
referido estadio orotavense de Los Cuartos.
Dejo para el
final la anécdota más espeluznante: el 12 de julio de 1979 estaban pernoctando
doña Carmen Franco con su madre y su familia en el hotel Corona de Aragón, de
Zaragoza, cuando se incendió el hotel y murieron varias personas. La familia de
doña Carmen logró salir con vida. Se sospechó de un atentado, sospecha no
confirmada.
Y otra
anécdota más: el conocido futbolista
Jorge Valdano, que en aquel momento estaba activando su fichaje con el Real
Zaragoza, tenía previsto dormir en el citado hotel esa noche, pero por suerte
no cogió a tiempo el enlace que lo trasladaba hasta allí y pernoctó en otro
lugar.
Espectador
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