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viernes, 5 de enero de 2018

CARTA A LOS REYES MAGOS EN LA OROTAVA

Isidoro Sánchez García


Cuando era chico mi padre me indicaba que los Reyes Magos venían del Oriente hasta el valle de La Orotava entrando por la cumbre. De manera concreta, por las laderas de Tigaiga, hasta el punto que en los prolegómenos de la Epifania me asomaba a la ventana de la casa familiar para enseñarme la fila de camellos que venían por el filo de la Piedra de Los Pastores según se mira para el Teide desde el corazón de la Villa orotavense. Aunque a los Reyes no se les distinguía bien había que esperar a la Cabalgata del día 5 de enero, al entrar por san Francisco y bajar hasta la plaza de la Constitución, para saludarles y entregarles una carta.




Isidoro Sánchez García con el traje de Rey Baltasar. Foto/Efemérides

Una de las veces, ya siendo mayor, tuve que sustituir a Baltasar por cuanto se había enfermado y pude conocer a Melchor y Gaspar y así adquirí confianza con ellos para pedirle unos regalitos culturales para la Villa. Ahora, cuando uno está a punto de cumplir años, a finales de enero, les escribí una carta que tenía ganas de redactar. Se refería a una petición que guardaba desde que fui a Cuba en 1986 con el amigo Isaac Valencia, cuando éramos ediles en el consistorio de La Orotava, él como Alcalde y profesor de carpintería en la escuela de Aparejadores de la ULL. Es el diseño en La Orotava de un Museo de Arquitectura local parecido al que visitamos entonces en Trinidad, donde se cultivaba caña de azúcar, donde estuvo el naturalista prusiano Alejandro de Humboldt pocos años después de conocer La Orotava en junio de 1799, donde hay una playa que se llama el Ancón y en la que  hay una ciudad que me recordó la arquitectura de nuestra Villa natal, tanto a la de Arriba como a la de Abajo. Y que además está inscrita en el Patrimonio Mundial por la Unesco. Recuerdo en el edificio colonial museístico las molduras y las tablillas de los techos, los herrajes y las cerraduras, los ladrillos y las llaves pero sobre todo los diferentes tipos de puertas, que hacían posible conocer la historia de la ciudad a través de sus casas, aristocráticas y proletarias. De igual manera incluí también en la petición a los monarcas de Oriente otros museos con los que estoy un poco obsesionado: (i) el de la Electricidad,  sobre todo después de redactar La Orotava Energética y conocer la historia de las plantas hidroeléctricas de Hacienda Perdida y La Abejera donde tiene mucho que ver Endesa, y (ii) el del Agua, en el que está interesado Canaragua y en especial después de conocer el proyecto Entre Molinos que está recreando el Colectivo Cultural la Escalera desde 2013.


Antigua central hidroeléctrica "La Abejera". La Orotava


Canal de conducción de agua entre molinos. Villa de La Orotava


Liceo de Taoro en la Villa de La Orotava. Foto / Wikimedia Commons

No sé si los Reyes Magos harán caso de mi petición a lo largo de los próximos años  pero la carta que les he escrito  si que me ha permitido soñar con la Villa de los Museos del Atlántico, ya que no todos los municipios canarios cuentan con la biodiversidad y variada red museística de La Orotava donde se combina el arte efímero de las alfombras con el religioso de la Concepción o la Artesanía Iberoamericana con la naturaleza que se desparrama desde el Parque Nacional del Teide hasta El Rincón, con el museo etnográfico incluido, sin olvidar los archivos de la familia Betancourt y Molina y la Biblioteca y el Archivo  Municipales.  Cada año seguiré insistiendo hasta que todos ellos sean realidad pero habrá que seguir escribiendo en el marco de una estrategia turístico-cultural. Soñar no cuesta mucho y la utopía a veces deviene en realidad.

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