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viernes, 5 de enero de 2018

EL NIÑO DE LA ESPINA

Rosa Dalila Bretón Escoto

¡Gracias Señor, Por Este Nuevo Día!

Como les prometí en mi artículo del pasado 21 de diciembre de este año, en esta ocasión les contaré sobre la leyenda “El Niño de la Espina”, y que ha sido relacionada con la de “La Niña Nigüenta o de la Espina”, aunque sus orígenes son muy diferentes.

Al Niño de la Espina se le nombre de varias maneras: Spinario, Fedele, Fidelino (estos dos últimos nombres significan: niño fiel en italiano). Se presenta en una estatua de bronce (helenística período antiguo alejandrino), que data del siglo I (A.C.), y que se exhibe en los Museos Capitolinos de Roma, la cual representa a un muchacho sentado desnudo sobre una roca, mientras se quita una espina de la planta del pie izquierdo.

Es una leyenda popular que se originó durante los siglos XVII al XIX, que relata que esta escultura fue encargada por el Senado romano, como homenaje a un pastorcillo llamado “Martius”, (Cneo Marcio o Marcius), quién fue encargado de llevar un mensaje de suma urgencia cruzando largos caminos, pues en ésta época  enviaban las comunicaciones a través de una complicada red de caballos, hombres y jinetes, que caminaban por carreteras conocidas como “cursus públicus” , (Sistema Postal Romano, para envío y recepción de mensajes).

Esta escultura fue una de las obras más admiradas y copiadas de la antigüedad, debido a que, en ese tiempo de la Antigua Roma, los Senadores y un grupo de funcionarios, eran los encargados de tomar decisiones sobre asuntos: religiosos, políticos, financieros, temas de seguridad y conflictos entre magistrados.

Datos encontrados indican que la escultura fue adquirida por Velázquez en su segundo viaje a Italia (1648-51), donada a Roma por el Pontífice Sixto IV, y más tarde requisada por Napoleón Bonaparte durante la Invasión Francesa, París (1815). También es muy valorada porque se considera un ejemplo de fidelidad y responsabilidad de demostrada por ese niño. Existen varias versiones en mármol y la de bronce.

Deseo un nuevo año de reflexión profunda a todos los seres que amo, los que se relacionan conmigo y a los que no conozco.

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