“El
árbol bien cultivado se conoce por sus frutos, y el corazón de las personas se
conoce por la expresión de sus pensamientos” (anónimo)
Escribí
hace algunos años una larga meditación que titulé, “Y creo en el Turismo...”.
Empezaba por aquel entonces mi larga, creo yo, reflexión, haciendo referencia a
las primeras líneas de un trabajo que había ganado un premio mundial, del
entonces UIOOT, antecesora de la actual Organización Mundial del Turismo.
Esas
líneas de referencia, trataban de demostrar las cosas buenas, o placenteras,
que en el devenir de los tiempos la humanidad había logrado. Una supuesta diosa
contemplaba extasiada el humo de un cigarrillo, como uno de esos logros...
Días
atrás, nos asaltaban estos extraños pensamientos, en la soledad de un aeropuerto
atestado de incomodados pasajeros, donde pudimos comprobar, una vez más, uno de
los más brillantes logros a los que entre todos hemos llegado en el escenario
del gran teatro del mundo.
Sentirse
identificado solamente por llevar una insignia en la solapa, es algo a lo que
estábamos ya acostumbrados, en estos largos años que llevamos perteneciendo a
Rotary Internacional. Seguro que antes también pensábamos y sentíamos igual que
ahora el ideal de servicio, pero lo que no cabe duda es que no teníamos un
sello evidente con el cual indicar a cualquiera nuestro deseo de brindar
amistad y servicio, antes que nada. La cara feliz de una integrante de Rotarac
- club de rotarios jóvenes – encontrada en esa difícil oportunidad de un vuelo
internacional retrasado nueve horas, decía bien a las claras que ella sabía que
había encontrado un amigo al ver nuestra insignia rotaria. La misma situación
que la de aquel peruano que encontramos en un ascensor del Hotel Luciano Jr.,
de Maturín... o la de aquel otro ingeniero que apareciera en Costa Rica y que
llegaba allí desde Valencia, Venezuela... Otro rotario más, y como este, muchas
decenas de ellos hemos podido saludar por todo el mundo gracias a nuestra
sincera ostentación de ir siempre identificado con el botón rotario en la
solapa. Merece la pena que comentamos aquí uno de nuestros encuentros rotarios
más importantes: se trataba de un grupo mejicano, de un club que no
mencionaremos por razones obvias, a quienes saludamos en Varadero (Cuba), que
habían ido allí a entregar una donación de otros clubes de EE.UU., que no
podían ayudar a sus hermanos cubanos debido al bloqueo del gobierno
norteamericano. Nos conocieron por nuestra insignia, y nos contaron su
aventura.
Vivencias
internacionales que marcan nuestra vida y dan sentido al ilusionado quehacer al
que dedicamos bastantes horas de nuestro tiempo, aunque siempre nos parezca
poco, dedicados como hemos estado siempre, a promocionar el desarrollo del
turismo como un aporte fundamental para conseguir la paz mundial.
Volviendo
al mundo de los logros, Rotary – el club de servicio más importante del mundo -
nos parece una de las más señaladas conquistas de La Humanidad, a pesar del
reducido número que tenemos todavía en el mundo, con ese millón y pico de
asociados, a los que habría que sumar sin dudarlo, sus cónyuges protagonistas
al unísono de toda la actividad rotaria mundial.
Hace
unos días he estado más de una semana soñando con optimismo, siempre intentado
seguir promocionando el ideal de servicio como un sencillo aporte a nuestra
sociedad, aunque haya quién piense que lo que escribimos no sirve para nada...
Traído
por el recuerdo, esa curiosa coletilla nos asiste sometiendo a juicio, ese
comentario de la importancia sobre lo que escribimos y la opinión de una vieja
acabada, que no veía para que servía, naturalmente desde su punto de vista
materialista.
Hoy,
nuestras sanas amistades se extienden por el mundo desde la vieja Rumanía – por
nombrar Europa - hasta la Patagonia suramericana, con ejemplos extraordinarios
de un valor incalculable que han marcado nuestra vida para siempre, alguno de
forma más que preferente y definitiva, por la gracia de Dios
Son
cientos - por no decir miles – los reportes y comentarios que tenemos sobre
nuestros artículos, crónicas, reportajes, etc., ahora abiertos en más de 125
países del mundo gracias a la era digital, aunque en la distancia, y con la
idea materialista cargada de envidias, engaños y rencores, haya quienes piensen
que esto no sirve para nada…
Servir
es mi ocupación.
* Del
Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo. UNTWO.
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