Lorenzo
de Ara
El Psoe
(obligatorio escribirlo así) es un mal para España. Hoy sí. Dejó de ser el
partido vertebrador del pasado. Hablar de socialdemocracia en nuestro país es
un absurdo. La socialdemocracia europea jamás se sentaría a pactar con
filoetarras (Bildu) y golpistas separatistas catalanes que ponen en riesgo la
convivencia pacífica entre españoles.
Un mentiroso
político llamado Pedro Sánchez yacería en el cubo de la basura por incumplir la
promesa de llamar a las urnas al pueblo español.
Sería
un cadáver putrefacto que el Psoe mostraría a los descerebrados que deambulasen
por Ferraz en busca de carne para saciar el hambre que produce el odio, la
mentira y la patochada propagandística.
Pero
Sánchez está en la Moncloa. Es un okupa al que solamente el pueblo español
podrá echar del poder.
Una
herramienta legal en manos de los enemigos de la democracia, ha servido para
que un pelele que reniega de las urnas se acomode en el palacete monclovita,
creyendo a pies juntillas que está llamado a salvar España de las garras de la
derecha y de todo aquel que no piense como él.
El Psoe
es una calamidad.
Cuando
el marianismo nos cansaba y sacaba lo peor de nosotros, cuando en el PP se
mantenía el no a la realidad llamada corrupción, millones de españoles creímos
que más bajo no íbamos a poder caer.
Pero
Sánchez, El País y todas las grandes cadenas de televisión, trabajaron al
unísono para alumbrar lo que hoy en toda regla es un retroceso a las cavernas.
Lo que
el viernes se escenificó en Moncloa, con la primera comparecencia de Sánchez en
solitario ante los periodistas, no se trató sencillamente de una payasada más
del socialismo desatado, lo que en realidad aconteció fue una gran tomadura de
pelo más propia de regímenes dictatoriales que de países con una democracia
consolidada.
Ya
tenemos a nuestro Maduro, a nuestro Daniel Ortega, a nuestro castrista europeo.
Ya tenemos a nuestro Putin, a nuestro Erdogan.
Con 84
siervos que le chupan la cabeza, el líder mesiánico arruina España y con paso
firme convierte en gigantes a los indepes catalanes, etarras y amiguetes.
Todo lo
bueno se acaba.
El Psoe
no deja de amargarnos la vida.
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