Salvador
García Llanos
Han
resucitado El Rincón, el Plan Especial -¿por qué será que en Canarias todo lo
que sea planificación termina no siendo viable?- y buena parte de la
incertidumbre que envuelve este espacio, considerado el último reducto verde
del valle de La Orotava. Desde que surgió, hace décadas, la posibilidad de
urbanizar y de cambiar el modelo de desarrollo dejando puertas abiertas al
sector turístico, la resistencia de organizaciones ecologistas y la
incertidumbre que inundó a algunos propietarios alimentaron una controversia
que se calmó cuando, debatido el asunto en sede parlamentaria, alumbraron un
Plan Especial que parecía contentar a casi todos o, al menos, sirvió para
calmar las aguas revueltas de un territorio que se veía seriamente amenazado.
Pasaron los años con evidente quietud,
esto es, sin que se detectara mayor interés en ejecutar el Plan que, si no
recordamos mal, llegó a contar con dotaciones presupuestarias. En la
legislatura 2011-15, siendo presidente del Gobierno Paulino Rivero, algunos se
acordaron de que había bases para trabajar y lo intentaron, pero sin avances
notables. Hasta se constituyó un Consorcio, con participación de
administraciones y de agentes sociales, pero seguía faltando iniciativa y
capacidad ejecutiva. El Rincón dormía el plácido sueño de la quietud. Seguro
que más de uno señaló: “Mejor, no menearlo”.
Hasta que la consejería de Política
Territorial, Sostenibilidad y Seguridad del Gobierno de Canarias ha despertado
al Plan de su letargo para promover una modificación sustancial del mismo,
hecho que no ha gustado nada a la Coordinadora El Rincón al interpretar
que se trata de una revisión total que,
en la práctica, significa algo así como volver al punto cero y volver a
empezar. No están de acuerdo en la Coordinadora, claro, donde lamentan el
tiempo perdido y los recursos públicos malgastados, a riesgo de reeditarlos.
He aquí entonces que la “resurrección”
del asunto viene acompañada de polémica. Las partes implicadas sabrán valorar
hasta dónde podrán llegar en vísperas de unas elecciones autonómicas, cuando
nadie quiere mojarse mucho en asuntos de ordenación del territorio. Tendrán que
dilucidar, por cierto, lo concerniente a la evaluación de impacto ambiental,
declaración absolutamente indispensable para una actuación de estas características
y que debería servir de balance en todos los sentidos. La Coordinadora, es
curioso, está bastante de acuerdo con las disposiciones relativas a energías
renovables y movilidad, de ahí que se muestre partidaria de modificaciones
menores o puntuales.
Lo cierto es que vuelve a hablarse de
EL Rincón y con perspectivas llenas de claroscuros. Sabiendo que hay intereses
diversos, instituciones -algo tendrán que decir los ayuntamientos de la zona- y
agentes sociales deberían aprovechar los consensos alcanzados en su momento,
las ententes a las que pudieron llegar en busca de una solución satisfactoria
donde primasen criterios de sostenibilidad. Si tienen que volver a dialogar, el
espíritu de tiempos pasados es básico. Si lo que se pretende es encontrar subterfugios
para prolongar la inacción o tener un pretexto para no avanzar, quédense donde
están. Es verdad, mejor no menearlo.
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