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sábado, 9 de julio de 2016

SINGULAR REPRESENTACIÓN DE 'CRIMEN'

Salvador García Llanos

Se puede despachar diciendo que la interpretación de Nuhr Jojo es inmensa. Pero no basta: además del alarde memorístico de un texto plagado de metáforas y de sugerencias literarias a cual mejor concebida, su dominio de la escena, sus movimientos realzados con precisión y hasta sus variables vocales la llevan a una suerte de plenitud que hasta los más profanos agradecen.

Nuhr Jojo, bajo la dirección de Enzo Scala, volvió a encandilar a quienes siguieron su actuación en el teatro-cine Realejos, cerca del lugar donde falleció Agustín Espinosa -la casa, por cierto, presenta un fantasmal aspecto de abandono- y frente a frente de algunos familiares y descendientes. Allí volcó su singularidad artística para dar vida a la adaptación teatral de Crimen (1934), la novela que no es novela pero que refleja, acaso como ningún otro texto, los valores surrealistas que Espinosa supo enhebrar.

La actriz afronta las narraciones en primera y tercera persona con ritmo acompasado, desde las cuatro estaciones en que está dividida la obra, hasta el epílogo que brota obsequioso, ya en el patio de butacas, después de ganarse la primera ovación. La sencillez del montaje, combinativo de soportes audiovisuales muy ad hoc, con elementos visibles que requieren de alguna explicación sobre la marcha, contribuyen a la curiosidad de quienes no saben muy bien lo que van a descubrir y que siguen con expectante respeto la evolución de la obra. Scala se luce, desde luego, para fortalecer la catarsis aunque sean escasas las expresiones de desahogo, algunas de ellas inevitablemente hilarantes.

En hora y media, Nuhr Jojo traslada a la escena un ejercicio onírico, tan curioso como arrebatador, apto para acercarnos a la personalidad de Agustín Espinosa. ¡Cómo serían las breves puestas en escena, entre familiares y amigos, del escritor! Avanzada, vanguardista concepción de la vida y de las artes. La actriz deja fluir el torrente de atrabiliaria y heterogénea conjunción de factores y percepciones casi inverosímiles que el escritor produjo con singular sensibilidad: es la mezcla perfecta para apreciar que los límites del ser humano son inescrutables.

La actriz surfea, con admirable solvencia, todas las connotaciones que inspira el texto de Agustín Espinosa, considerado como uno de los más relevantes en todo el surrealismo español. Se mantiene erguida, arriesga y avanza a medida que supera las cuatro estaciones y la aparente irracionalidad que las caracteriza.

Una segunda ovación, compartida con el saludo personal a familiares del célebre escritor, compañeros y espectadores, rubricaron la representación, allí, tan cerca de donde el genial Agustín Espinosa hizo de las letras y de la escritura “la maravilla divina” como la propia Nuhr Jojo calificó.

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