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sábado, 30 de agosto de 2014

IMPULSO DESDE LAS REDES

Salvador García Llanos
Empieza a ser una impresión bastante extendida en sectores de la sociedad portuense, al menos entre los que frecuentan las redes sociales. En su momento, anticipamos lo que podría suceder, de mantenerse la tónica. Todo da a entender que la evolución confirma aquellas impresiones de un papel determinante y hasta emprendedor en la búsqueda de soluciones a problemas y situaciones visibles que, por desidia o falta de mantenimiento, se convierten en estampas reprobables, antiestéticas y reflejo de un abandono que es impropio en  una ciudad turística.
El caso es que, a medida que se van sucediendo fotos-denuncia de tales situaciones y los usuarios de la red van escribiendo sus comentarios y juicios de valor, han ido llegando los arreglos y las reparaciones. Es decir, hay una relación causa-efecto casi inmediata. Se está produciendo una reacción (de responsables municipales, en este caso) para corregir las deficiencias, los rotos y hasta los desaguisados. Es lógico que no guste el que, a diario, casi a todas horas, el devastador efecto multiplicador alimente, con pruebas gráficas o documentales, la realidad de comportamientos incívicos y de servicios inexistentes o ineficientes.
Los usuarios de las redes, que no ocultan en muchos casos su incredulidad hacia la política, han tomado la iniciativa y prefieren abogar por una solución más directa y más doliente para los responsables públicos. Se dirá que están haciendo el trabajo de éstos y no falta razón a quienes alberguen ese pensamiento. Pero es otra forma de hacer ciudad, de sentirse comprometido, de ser portuense… Es lo más fácil pero, al menos, es algo, mucho mejor que mostrarse indiferente, que dejar hacer y dejar pasar, como si eso no fuera con los propios habitantes de un barrio, de una comunidad.
El hecho pone de relieve, por otro lado, el papel de las redes sociales en nuestros días. Cierto que ese es otro debate pero ahí está, en directo y en la distancia corta, su influencia. En el contexto que analizamos, encontremos el lado positivo de las cosas: se va creando conciencia. Lo que podía ser desafección, indolencia o rechazo se va transformando en compromiso cívico, en activismo cabal y consecuente. Y sin necesidad de tergiversar o de insultar. Cuidando las cosas, preservándolas, usándolas adecuadamente… Es el tiempo de las redes.
En el Puerto de la Cruz, donde las asociaciones vecinales tuvieron en otra época su preponderancia reivindicativa -a pesar de que luego no han sabido o no han podido mantenerse- y donde siempre fue complicado tejer redes de ciudadanía para ofrecer una respuesta eficaz a las demandas o aspiraciones que planteaban, los usuarios de las redes sociales están comprobando que sus denuncias y sus quejas están surtiendo efecto. Los representantes del pueblo también están reaccionando: les han puesto un termómetro que posibilita rápidos diagnósticos y les pone manos a la obra sin muchas dilaciones.

Miren por donde el impulso a las soluciones…

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