Salvador
García Llanos
Primero
fue el premio “Importantes del Turismo”, instituido por la consejería
correspondiente del Gobierno de Canarias, el que se vino al Puerto de la Cruz.
En efecto, en 1984, siendo alcalde Félix Real González, el Ayuntamiento fue
galardonado con esa distinción. Con la nueva modalidad de su convocatoria,
modificadas las bases, el Centro de Iniciativas y Turismo (CIT) y Loro Parque,
recibieron los denominados premios de turismo “Islas Canarias”. Y ahora es el
Consorcio Urbanístico para la Rehabilitación, cuyo gerente es Fernando Senante,
el que recibe este galardón, en reconocimiento a su contribución a la
excelencia y promoción del archipiélago. El jurado ha venido a ponderar el
papel que el Consorcio ha desempeñado en la modernización del destino turístico
a través de la coordinación de políticas turísticas y de carácter territorial y
urbanístico.
Lo que
son las cosas: de no creer en el Consorcio a recibir esta distinción. Las
ironías del destino (y de la política). En su día escribimos que era la última
oportunidad para salir del marasmo, el último tren al que subirse para
replantearse una revitalización a fondo del municipio y recobrar una
competitividad decisiva en el concierto de los destinos turísticos,
aprovechando adecuadamente los recursos públicos que consignaban y dotaban
desde el conjunto de las administraciones intervinientes.
Ha
tenido sus avatares y sus vaivenes el Consorcio, ha tenido que superar algunos
trances poco favorables, pero ha ido ganando (incluso en autoestima) posiciones
y credibilidad a la hora de llevar a cabo sus cometidos. Los planes que ha ido
gestionando han estado orientados al reposicionamiento del destino con mejores
infraestructuras y equipamientos. El
sector privado, siempre tan remiso y tan dubitativo, pareció haber entendido el
mensaje, siguió su camino y otorgó la confianza suficiente para emprender
reformas e innovaciones y volver a hacer atractiva la planta alojativa.
El
Ayuntamiento, en una decisión discutible pero respetable, delegó parte de sus
competencias en materia urbanística al Consorcio. Igual se perseguía con ello
superar el prejuicio de la lentitud operativa de la administración local. El
caso es que hechos como el patrimonio histórico de la localidad tienen ahora un
tratamiento o una atención más sensible. Se trata, sobre todo, de superar
estampas visibles de cierre o abandono. Si convenimos en que el destino precisa
de innovación en muchos aspectos físicos, también de sostenibilidad y de
apropiada conservación de aquellas señas de identidad que sean, en sí mismas y
en el conjunto de una oferta, un reclamo en la captación de segmentos de
mercado y, sobre todo, un factor que enorgullezca a los propios nativos, de
modo que les sugiera participar activamente en la defensa de esos valores, si
convenimos -decíamos- el futuro, independientemente de correcciones y
perfeccionamiento, tiene que ser provechoso.
Un
premio para el Consorcio, el “Islas Canarias” de turismo, una razón para pensar
que aquella porfía del principio que tan escaso crédito político concentraba ya
da frutos y debe seguir dándolos, a poco que se interprete como un estímulo
para seguir trabajando con imaginación y denuedo.
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