Antonio-Pedro
Tejera Reyes
La
verdadera riqueza de una persona en este mundo,
se mide
por el bien que ha hecho a su alrededor”
Mahoma.
Hace
bastantes años, nos decía una vieja y acabada mujer, que nosotros vivíamos
asustados por que le contamos que soñamos que nos habían robado la cartera. No
entramos en más detalles, o no nos dejaron hacerlo...
Estas
palabras, como casi siempre desde hace mucho tiempo, nos pusieron a reflexionar
sobre lo que habíamos oído.
Los
crudos pensamientos sobre nuestro entorno personal, nos llevó a dos primorosos
artículos de opinión leídos por aquel entonces, uno en El UNIVERSAL, de
Caracas, y otro en EL DIA, de Santa Cruz de Tenerife.
¿De
verdad que vivimos asustados? No creemos que esa sea la manera de catalogar el
estado en que nos encontramos después nuestros largos años de vida. Para
nosotros la verdadera expresión de este estado sería: desengañados.
Y es
que cuando una persona ha depositado todos los valores de su vida - que son
muchos- en torno a un mundo ideal donde las personas conforman una sociedad
seria y responsable, el comprobar día a día, el engaño, la traición, el robo...
la infidelidad... en fin, las verdades que nos rodean, nos llevan a esta
situación terminal en la cual solo podemos pensar en las cosas lúgubres,
oscuras, llenas de misterios y de torturas sicológicas que nos rodean por todas partes. Solo habría
que echar una mirada alrededor o leer la prensa diaria, para comprender lo que
se puede pensar, si seriamente queremos entender lo que sentimos.
Habiendo
sufrido robos de todas las maneras, manipulaciones fraudulentas de todos los
colores y sistemas, y las más íntimas expoliaciones, incluso de nuestro propio
nombre, no creo sea posible pensar de otra manera. No, no vivimos asustados, ya
no nos asusta nada. Sabemos lo que es llegar a un banco y comprobar que nos
habían robado impunemente nuestra caja de seguridad, con las más sutiles
artimañas. Sabemos lo que es manipular los más íntimos episodios de nuestra
vida para presentarlo en un vil anónimo y difundirlo donde creían los malvados,
que nos podía hacer daño. Todo eso lo sabemos... y más... Cuando se han tenido
estas vivencias, creemos que ya no se puede decir que se viva asustado.
Posiblemente ya no haya muchas cosas en este mundo que te puedan asustar, ni
extrañar... Todo se ha recorrido...
Enlazando
estas meditaciones con estos enjundiosos artículos que no queremos nombrar, de
EL DIA y EL UNIVERSAL, tenemos que confirmar que estamos más que acuerdo con
aquellos que denuncian la crisis de los ideales, de la ética, la moral y todos
esos hermosos signos de la convivencia ciudadana en los cuales ya no podemos
creer, perseguidos por los recuerdos vivos de quienes se han aprovechado de
nuestra “candidez” al entregarles todo nuestro patrimonio en su manos,
creyendo, como creemos, que en el mundo deben de haber todavía personas
dispuestas a no engañarnos...
Seguimos.
No es entonces que vivamos asustados, es que estamos torturados todos los días
por la presencia de todos estos hechos que relatamos, en síntesis, y que nos
persiguen por todos lados. Con intermitencia, sin consideración, como lozas de
plomo que no nos dejan muchas veces “separar el grano de la paja”,
ofreciéndonos a través de la ventana de la vida, solo esa parte negra que hemos
tenido que sufrir toda la vida, por creer en esa otra Humanidad que cada vez se
nos aparece como una nebulosa inalcanzable para los que trabajan y viven
apegados a los más puros principios de la ética y la moral... la razón, la
justicia, la honestidad, y el trabajo...
Lizeth,
Mary, Vanesa… pidiéndonos asesoramiento para sus trabajos desde las lejanas
tierras mejicanas, argentinas, chilenas o nicaragüenses, son una esperanza...
por poner un solo ejemplo.
El
tiempo se nos acaba, quizás todavía haya algo que nos quite la razón...
Hoy,
queda muy lejos la fecha en que dimos a conocer estas líneas anteriores. Nos
vienen entonces a la memoria, la aseveración a la que nos hemos referido, más
de una vez, en nuestros escritos: “Nunca desesperes de lograr tus deseos. La
asiduidad y la perseverancia, si es constante, lograrán el fin que te
propongas.” Jane Austen. (La Abadía de Northanger) 1945.
Lo
hemos conseguido, gracias a eso. La perseverancia, la fe, la honestidad, la honradez
y el trabajo, lo pueden todo.
*Del
Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo. UNWTO.
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