Francia
Elena Martínez
Antes
de marcharse
me
sació de besos,
me dejó
su mirada
atornasolada...
Y en mi
alma sembrada
la
esperanza.
Tatuó
en mi cuerpo
la paz
de la alborada,
sus
caricias llegaron
a tocar
mis huesos...
Se fue
sin decirme nada
y me
quedé callada...
viendo
cómo se marchaba.
Fue
eterna mi espera...
viendo
pasar los meses,
los
años, muchos calendarios,
también
los desengaños.
Los
sueños se desgranaron
igual a
un rosario sagrado
y
comprendí, que era su despedida
y el
ser que me había amado,
ya no
estaría más en mi vida.
Felina
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