Evaristo Fuentes Melián
Al socaire de la reciente Semana
Santa, hice una pequeña encuesta por wasap, sobre la existencia de Jesucristo y
su identidad divina y/o humana. Hice las siguientes preguntas en un test inspirado en un interesante programa de
televisión.
Fueron cuatro las opiniones
propuestas sobre quién es Jesucristo: 1) La guía de mi vida. 2) Gran profeta
objeto de estudio, pero no aplicable al siglo XXI. 3) Es hijo de Dios y soy
fiel en mi relación con Él. Y 4) Fue un hombre excepcional, sabio, pero no
único (Sócrates lo fue también).
Además de que algunos encuestados
no quieren mojarse, no saben/no contestan (aproximadamente un 50%), la
diversidad de respuestas recibidas son de amplia gama, contemplan completo el
abanico de las 4 preguntas del test. Mientras unos dicen sentirse identificados
con Cristo/Dios, otros encuestados expresan, en su análisis somero, cosas muy
interesantes agitadoras de conciencias.
Transcribo textualmente algunas
parrafadas. He aquí las más extremistas: “Simplemente, más que probablemente,
Cristo no existió, es una acumulación de leyendas y mitos”. Y otro
se expresa así: “fueron muchos los mesías. La religión se usa para sumisos, qué
más da quién fue Jesús”
Y por el otro extremo, hay un
encuestado que no es católico practicante, pero que sin embargo responde
rotundamente: “Cristo es la guía de mi vida”.
Otros se quedan en un término medio y responden con las números 2 y 4, Cristo fue un gran profeta y un hombre
excepcional, pero nada de divinidad. Otros, en fin, contestan con cierta
gracia, o mejor dicho, haciendo los graciosos. Por ejemplo: “A mí me basta con
apuntarme de costalero”. Y este otro: “Me pillaste, ¡soy el diablo!”
Por último, un encuestado se
complica y me complica la vida, se enrolla como una persiana saliendo por
peteneras, mandándome un video y respondiéndome con otras preguntas: “Mira el
video, donde se explica por qué triunfó el cristianismo”.
No somos nadie…y ¡que Dios nos
coja confesados! Amén, así sea.
Espectador
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