Lorenzo de Ara
Esto leí en el editorial principal del viernes en el
periódico El Mundo: “El historiador Carlo Maria Cipolla definió la estupidez
como la capacidad de causar daño a otros sin obtener el causante ganancia
alguna, e incluso provocándose daño a sí mismo en el proceso”. Lo cual es muy
cierto si hablamos de política.
En el Puerto de la Cruz se impuso esta máxima a lo largo de
tantísimos años que, un servidor, estupefacto ante el devenir de los
acontecimientos, y currando como Dios manda en Canal 6 Teidevisión, pidió
encarecidamente centrar su labor en el área metropolitana, en las ciudades de
Santa Cruz y La Laguna.
El otrora fue lo que fue. No se puede corregir y, resulta
absurdo que, los que por aquí todavía nos vemos, continuemos dando vueltas y
más vueltas sobre un periodo grosero, protagonizado por perdedores aunque
ganasen en las urnas, o perdiesen, que también fue el caso. ¡Días
mefistofélicos aquellos!
Tanganas que ensalivaban las bocas de los periodistas. “El
Puerto celebra pleno, vayan raudos a cubrirlo. A lo mejor hoy corre la sangre
de verdad”.
Ella y él, dos plumillas del montón, rudimentarios
escribas, no se perdían sesiones aburridas, soporíferas, pero siempre a las puertas
de convertirse en una secuela barata pero hiriente de Espartaco.
El otrora.
De repente, la derecha pacificó el panorama político. Lo
consiguió, a veces no se sabe bien cómo. Pero a ella se debe el mayor periodo
de estabilidad política que ha experimentado en sus carnes el Puerto de la
Cruz.
Antonio Lucas afirma, “a esta hora de la mañana, es un país
con el freno de mano echado por una banda de gandules ionizados de pereza y
vanidad. Parecen secundarios de una película de familias mafiosas. Igual de un
lado y del otro. Incluso no parecen más que lo que son: el excedente del
presupuesto general del Estado”.
¡El Puerto de la Cruz en estado puro hace muy pocos
mandatos! Con mucho incompetente, mucho torpe, mucho irresponsable, mucho
incapaz, mucho rebuzno.
El otrora.
Perdió el PP el gobierno y la posibilidad de seguir en él
tras cuatro años con la alcaldía en sus manos porque entre otras cosas su nula
política comunicativa rayó en el insulto. Incluso hoy se atreven a decir que no
se ocupó oficialmente el puesto de gabinete de prensa, dejando vacante ese
desempeño eventual. ¿Y qué tenían en Prensa, pregunto? ¡Lo que había en el
gobierno presidido por Lope Afonso era un gabinete de incomunicación! Con la
aquiescencia de chicos y chicas del PP.
Había una persona que cumplía órdenes, que hacía lo mejor
posible un trabajo capital en cualquier institución moderna que se precie, pero
que, lamentablemente, estuvo siempre sobrepasado por las circunstancias.
¿Culpable? El PP en el gobierno.
Pero si una persona recibe un encargo que está más allá de
sus potencialidades, y acepta el envite y carga con la Cruz para llevarla hasta
el Gólgota del fracaso, esa misma persona es responsable de sus actos.
El PP pensó y creyó firmemente entre 2015 y mayo de 2019
que era un cuerpo ebúrneo.
Así, la gestión corría por sus venas, mientras que el resto
de los mortales teníamos en la corriente sanguínea “el síndrome de deprivación
fotográfica o mono de selfie”, como afirma Federico Jiménez Losantos al
referirse a Rivera.
Fotoactos en Facebook a todas horas, pero “comunicación”,
ni hablar.
El PP suspendió ante la ciudadanía porque un partido de
gobierno repartía coces en las redes sociales y daba besos en las rede
sociales.
Pero en comunicación efectiva, real, tangible, moderna,
ágil -la que precisa un ayuntamiento de los más importantes de Canarias- el PP
enseñó y dejó escrito en piedra lo que no debe hacerse jamás.
Emilia Landaluce lo tiene claro: “-El PP está raro. A
algunos les puede sorprender que las dudas de Ciudadanos y los plantones de VOX
no produzcan un retorno de votantes. Pero para muchos el PP sigue siendo lo
mismo de siempre (hasta sacan a Aznar, una figura que ya no entienden muchas
generaciones) y pese a los esfuerzos de Casado, no hay motivo para volver a
votarles. No genera ilusión”.
Bueno, por lo menos hoy –atrás el otrora- han tomado una
decisión los peperos en la ciudad que beneficia al grupo municipal: elegir como
portavoz al concejal Pedro González.
Zaratustra se enfurecía: “Pero el peor enemigo con que
puedes encontrarte serás siempre tú mismo; a ti mismo te acechas tú en las
cavernas y en los bosques”.
El PP del Puerto de la Cruz ya está en la oposición.
¡Lo tuvieron a huevo, pero decidieron ser listos en vez de
inteligentes!
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