Teresa González
Cayeron las cortinas de mi mundo
a las once de la noche
Te observé divagar en mi umbral
a las once de la noche
Te abrió la puerta mi retoño
a las once de la noche
Se unió tu frente y la mía
a las once de la noche
Recogí tus lágrimas en mi palma
a las once de la
noche
Sentí el paso del tiempo en tu barba
a las once de la noche
Mi caricia en tres besos di a tu brazo
a las once de la noche
La overa sombra del rostro nos vimos
a las once de la noche
Desperté con tu llanto en mi espejo
a las once de la noche.
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