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viernes, 12 de julio de 2019

PARA FOTOS SÍ HAY TIEMPO


Pedro Ángel González Delgado

Escuchábamos esta misma semana, no sin cierto asombro, al concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Puerto de la Cruz manifestar que todavía no sabía cuál era su despacho. Se está ya próximo a cumplir un mes en el gobierno, pero justificaba esa ausencia de despacho por, según él, el volumen de trabajo que había tenido que realizar, a pesar de reconocer que el trabajo de las Grandes Fiestas de julio ya estaba hecho desde el mandato anterior y, además, afirmaba que de todo se encarga la empleada municipal gestora de fiestas. Y claro, superado el asombro, la duda de cualquier mortal no puede ser otra que la de cuestionarse qué trabajo es ese que se ha tenido que hacer si ya estaba todo organizado, o prácticamente todo porque faltaba designar pregonero. La respuesta está en las redes sociales. No es otra que la de posar para fotografías. Nunca antes unos ediles habían servido tanto de modelos para Facebook, Twitter e Instagram. De todos hay fotos y desde todos los ángulos, confundiendo las redes sociales institucionales con las del Partido e, incluso, con las personales. Para realizar un correcto reparto de áreas que, al final, ni siquiera fue correcto, se tuvo que aguardar pacientemente. Nunca antes se había tardado tanto en conocer cuál iba a ser la distribución de las áreas y las concejalías del Ayuntamiento, es decir, a qué se iba a ocupar cada concejal. Pero todo tiene un motivo, pues no vaya a ser que la foto salga movida si se hacen las cosas rápidas.

Marco - sin ese - González tiene una virtud. No debe doler prendas reconocérselo. Le gusta el “postureo”, y eso, hoy en día, en política parece que es una virtud. Ya apuntaba maneras antes de entrar a la política, cuando se ocupaba tanto en el escenario como en las bambalinas de éste de las cosas de las artes escénicas. Solía estar más detrás que sobre el escenario, pero también alguna coreografía se marcó. Ahora le toca estar sobre el escenario de la política municipal, y los portuenses parece que tenemos que acostumbrarnos a verlo, día sí y día también, a todas horas, en las redes sociales municipales de las formas más variadas. Tal es así, que se le puede ver sentado en una reunión como oliendo una flor o, incluso, paseando por el muelle mientras un empleado municipal lo sigue sacándole fotos cada vez que se para a saludar a alguien. Suponemos que el empleado municipal, operario, estaba de descanso y no encontró otra mejor forma de disfrutar de su tiempo que seguir a su líder para tomar las mejores instantáneas de éste. Y es verdad que se nota la diferencia con el anterior alcalde Lope Afonso, que destacó siempre por su humildad, incluso timidez en algunos casos, seriedad y saber estar. Pero ya lo decía el líder de los socialistas portuenses en campaña: el que no está en Facebook no existe. Y claro, esa obsesión por figurar ha hecho creer al nuevo gobierno municipal portuense que las redes sociales del Ayuntamiento no tienen una función institucional, sino de propaganda personal, como si fueran suyas. Es como si uno quiera darse un baño en el muelle y dijera, aparco en zona peatonal detrás de la Real Casa de la Aduana que para eso soy amigo de la familia. Claro, el problema viene cuando se olvida de echar el freno de mano. Quizá los actuales dirigentes también se pasen de frenada en esto de las fotos que, por lo que parece, para ellas sí hay tiempo.

Ninguno estamos libre de pecado. Y las redes sociales son un ejemplo de ello, como ya ha apuntado algún pensador. La vanidad se recrea en el Facebook, que bien utilizada puede ser una herramienta útil, pero su uso excesivo o convulso no deja de ser una extrema llamada de atención de la propia influencia que, por ejemplo, un político de forma narcisista quiere realizar, cuando invadido por la soberbia y su propia debilidad en la confianza de sí mismo, tiene constantemente la necesidad de alimentar su ego. Lo mismo sucede con Instagram, cuando algún político no consigue controlar sus impulsos y necesita constantemente verse reflejado en la red social, con la obsesión de saber cuántos “me gusta” tiene. Lo dicho, ninguno estamos libre de pecados, pero lo importante es no dejarse consumir por ellos y, por lo que vemos, algunos nos paramos a pensar y otros, sin embargo, ni siquiera tienen tiempo para planificar en su despacho. Ahora, eso sí, para fotos sí hay tiempo.

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