Lorenzo de Ara
Los nuevos gobiernos, sin experiencia, titubeantes,
caminando por un alambre fino que les separa del precipicio que se llama
ridículo, se aferran al discurso sencillito, la cara amable, la sonrisa
impostada y los abrazos y besos en tecnicolor, con el fin el ocultar (enterrar
en cal viva) las evidentes carencias de unos niños (en algunos casos) que no
saben qué coño hacer con el juguete que tienen entre sus manos.
De esta forma trascurre el primer mes en el Puerto de la
Cruz.
El Gobierno reparte bagatelas, descerraja discursos
tediosos y declaraciones en radio que abochornan al periodista, o, como último
recurso, apelan al calambrazo democrático en el ayuntamiento portuense, gracias
al cual conseguirán resucitarlo para el pueblo tras el paso del huracán “Derecha”.
¡Ojalá no me estén meado encima con demagogia, sectarismo y
soberbia!
Cabe la posibilidad de que el PSoe aspire a apoderarse del
ayuntamiento, a saciar definitivamente su apetito de poder merendándose para
siempre a los conservadores y nacionalistas. Estos últimos vagando como
espectros por las calles.
¡La carpanta violenta del PSoe no se satura con apenas un
mes en el poder local!
El partido que según el alcalde representa la idiosincrasia
del portuense también quiere cebarse con la flojera de la oposición, que sin
duda arrastra los pies, aquejada de haber dejado escapar la oportunidad para
consolidar un proyecto de centro y moderado para la ciudad. ¿Culpable? Ellos, o
sea, los peperos.
Sí, Lope y compañía. Porque ellos tenían esa oportunidad irrepetible.
Ahora vagan por el desierto de la oposición con 8 apóstoles en busca de un buen
samaritano que los guie.
Invertir la realidad política local resultará harto
complicado a partir de ahora.
A poco que el PSoe de Marco González lo haga regular tirando
a bien, terminará fagocitando a ACP y, tras ello, consolidará una mayoría
absoluta convertida en una copia de la realidad social que el partido gozó
desde el alumbramiento de la democracia.
Yo sigo erre que erre, repitiendo como una cacatúa que la victoria en número de votos del PSoe
en el Puerto dela Cruz no se consiguió gracias al carisma de nuestro señor
alcalde (el Facebook muchas veces solo enseña trivialidades comatosas), sino
que el triunfo por la mínima, pero más claro que en los anteriores comicios,
tiene su epicentro en el tsunami socialista que representa el sanchismo. Que se
lo digan si no a Víctor Torres y Pedro Martín.
¿Por qué no está engalanada la Casa del Pueblo? (¿Todavía
se llama así la sede de un partido?) Porque de engalanar los silencios, gestos
y apariciones es de lo que va la nueva política.
¡No pasa nada, Marco González ya está embarcado!
De eso va todo. De estar en la falúa y hacer calmar la
tormenta. De llegar a tierra y saciar el hambre de los pobres y enfermos, de
sacar los espíritus inmundos de la ciudad que corroen las mentes de los
votantes, haciendo que voten al PP. ¡También a ACP!
Cuando comencé a leer por primera vez a San Agustín de
Hipona (libertino en su juventud), pasaba los fines de semana en Madrid. Metido
en el cuarto de la pensión, algunos amigos preguntaban por el canario. “La
ciudad de Dios” requirió una lectura lenta, casi un año, creo, pero se había
convertido en un libro de obligada presencia en la mesilla de noche. Entre los
recordados aforismos del santo y doctor de la Iglesia, quién no retiene en la
cabeza, por ejemplo: “cree para entender”, “entiende para creer”.
“Confesiones” vino después.
Otro libro mayúsculo que los políticos que ahora nos
gobiernan deberían comerse y alimentarse de él, antes de que la muerte política
los entierre siendo vulgares almas con “El manifiesto comunista” o la supuesta
tesis de Pedro Sánchez en la cabeza.
Algunos de esos concejales ya ni siquiera recuerdan que se
presentaron a las elecciones el pasado 26M con un programa electoral, que
firmaron un pacto con el socio que representa al “pueblo”.
¿Saben leer? Por supuesto.
Pero lo que importa no es leer. ¿Qué importa ahora?
¡No pasa nada, Marco González ya está embarcado!
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