Salvador
García Llanos
“De
las casas del escritor Agustín Espinosa” tituló Germán Rodríguez Cabrera (Los
Realejos, 1981), licenciado en Historia del Arte por la Universidad de La
Laguna y empresario, premio de investigación 'Viera y Clavijo' en 2005, su muy
argumentada reivindicación del patrimonio de la familia del eximio autor
(1897-1939), justo en el año que se conmemora los ochenta aniversarios de su
fallecimiento. El Gobierno autonómico, recordemos, dedicó el Día de las Letras
Canarias a Espinosa.
El
año de Espinosa o el año espinosiano, como gusta decir a algunos, encontró eco
en las conferencias de historia local que promueve el Instituto de Estudios
Hispánicos de Canarias (IEHC), incluidas en el programa de las popularmente
conocidas como Fiestas de Julio. El salón de plenos del Ayuntamiento portuense
acogió la interesante disertación de Rodríguez quien, desde 2008, viene
ocupándose de las casas de personalidades insulares. Citó, en ese sentido, la
casa de los Estévanez, en la curva de Gracia, que permanece cerrada, un
ejemplo, entre otros, del celo de los arquitectos para dejar su sello personal
cuando afrontan proyectos de reedificación o restauración.
Rodríguez
se comprometió a lanzar su mensaje proactivo a propósito de la intención de
comprar la casa del sabio realejero, José de Viera y Clavijo, la casa del centenario.
El alcalde del Puerto de la Cruz, Marco Antonio González, presente en la
conferencia, también quedó advertido con el inmueble de la familia Iriarte, en
la calle San Juan: “Hay que recuperarla -dijo- porque la importancia de varios
componentes es indiscutible”.
Los
Espinosa, burgueses entre dos pueblos, disponían de una casa comercial en la
segunda mitad de los años sesenta del siglo XIX y perdura hasta la segunda
década del XX. A partir de ahí, fue desmenuzando los orígenes de la actividad
mercantil de la familia. “Era el suyo un comercio abierto de amplio
repertorio”, detalló. Lo desarrolló en la Casa Espinosa, luego de Reíd, ahora
desparecida. Era un edificio emplazado en la calle Iriarte, antes Venus. Fue
vendido en los años 1965-66 a una firma constructora que la derriba. El
desarrollismo se la llevó por delante.
Habló
del patrimonio familiar, de la casa del Puerto y de las propiedades de La
Gorvorana, en Los Realejos. De sus aguas se nutría el abastecimiento de la
potable para todo el término municipal. Las aguas para el Puerto: lo tuvieron
claro. La fuente del Burgado y los privilegios de La Gorvorana. Y también se
refirió a la casa de la Cruz del Rayo, en La Vera, la casa de recreo del
escritor, segundo de doce hermanos. Fue levantada entre 1908 y 1912, en un
solar de la familia materna, siguiendo las pautas de un mesurado eclecticismo.
El
proyecto de la casa de Los Realejos es atribuido a Antonio Martín Núñez,
maestro de obras y sobrestante del Ayuntamiento portuense. Presenta soluciones
propias de lo que podríamos considerar una arquitectura con algunos elementos
se pueden interpretar en clave masónica. En su interior destacan el mirador
acristalado y el corredor.
Ulteriormente,
los hermanos Espinosa venden la propiedad al ciudadano holandés Johan W. Zwart
(1903-1964). Hace reformas. De media Europa vienen tras el rastro de lo que
dejó Zwart en el interior.
El
historiador explicó otros pormenores sobre fotografías obtenidas hace diez
años, cuando se consumó el derrumbamiento de la techumbre del comedor. El
aspecto de abandono es tan desolador que una somera descripción avergonzaría.
“Combatir la desmemoria con iniciativas para que repercutan en la opinión
pública”, señaló Rodríguez antes de concluir con una sentida apelación: “El año
espinosiano tiene que ser un año de oportunidades, entre las que debe figurar
la restauración de la casa de Los Realejos de Agustín Espinosa”, dijo,
recordando que entre la Tertulia de los lunes (en la localidad realejera) y las
actividades del IEHC se había logrado generar un ambiente de razonable
expectativa.
Quedan
seis meses para que las instituciones competentes, cuya composición está recién
salida de las urnas, den ejemplo de sensibilidad por el patrimonio y acometan
una actuación que se corresponda con la importancia de la familia,
principalmente, del escritor Agustín Espinosa.
Germán
Rodríguez Cabrera no pudo ser más explícito.
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