Teresa González
Su rostro era igual al tuyo,
igual a mi recuerdo
sostén de mi amor.
Mi vista se quedaba en la pared
de tu figura
riendo contigo,
llorando en las cáscaras de pintura
que el tiempo asignaba al viento.
Te deshiciste en el muro
de mi espacio
cuando mis pasos se quebraron
lejos de tu sombra
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